Antoine Vergote fue
teólogo y profesor de la Universidad
Católica de Lovaina. Nació en 1921 y falleció en el año 2013.Fue sacerdote y
además filósofo y psicólogo. Su libro Psicología religiosa analiza el hecho
religioso y abre nuevas interpretaciones acerca de lo que se entiende por
religión desde planteamientos psicológicos.
No cabe duda de que la
psicología que estudia los fenómenos religiosos debe utilizar diversas técnicas
de investigación. Ciertamente, Vergote afirma con mucha claridad que «Como ciencia positiva, la psicología no se pronuncia sobre la
verdad religiosa en sí». En realidad, se analizan los
contenidos de conciencia, las ideas, conceptos y comportamientos y las
experiencias religiosas con el mayor rigor y profundidad posibles. El psicólogo
estudia las creencias y conductas que conforman o constituyen la actitud
religiosa.
Evidentemente, las
fuentes psicológicas de la religión son muchas. Una de ellas es el miedo a la
muerte y otras son el misterio de la vida, la búsqueda de sentido a la propia
existencia, etcétera. Vergote manifiesta que las circunstancias más
difíciles en la vida disparan el
sentimiento religioso. Y escribe que «Angustia, desconsuelo, culpabilidad, inminencia de la muerte,
son situaciones límites que intensifican normalmente el movimiento religioso». Aunque no se suele considerar como algo a destacar, lo
cierto es que la afectividad intensa o profunda suele formar parte de las
reacciones conductuales de los creyentes cristianos. Porque como dice Antoine Vergote la fe cristiana es
también intuitiva.
Es indiscutible que ya
desde los tiempos más arcaicos los seres humanos entendían que los elementos
naturales y la propia naturaleza eran la manifestación de lo divino. Es lo que
se denomina lo sagrado o la hierofanía. Parece indudable que la religión es la
expresión de sentimientos y emociones que superan la razón y la trascienden en
cierta manera. Como escribe Vergote «Efectivamente, el sentimiento es, a
la vez, estado, en tanto que apropiación interiorizada del objeto, y relación,
puesto que está vitalmente vinculada a su objeto». Y la educación o formación de una
sensibilidad literaria desde la adolescencia hace posible que lo sagrado sea
más sentido en una parte de la juventud. O, al menos, esto era algo frecuente
hace décadas.
Pero la sensibilidad
religiosa no permanece pasada la juventud, ya que en muchos casos desaparece o
queda muy desdibujada en la edad adulta.Es evidente que, de forma general, el
mundo y la naturaleza se han desacralizado ya que predominan realmente el
ateísmo o el agnosticismo, aunque sobre el papel una considerable parte de la
población se incluya dentro de los grandes credos religiosos.
Según Vergote es indudable que «La necesidad religiosa figura entre las quince, dieciséis o
diecisiete necesidades fundamentales que componen el aparato psíquico del
hombre adulto normal». Depende de la forma de interpretar
lo que realmente es el sentimiento religioso y también su contenido. Se puede
pensar que incluso la ausencia de necesidad religiosa puede ser el resultado de
la desesperación ante la nada que vendrá después de la muerte. Y esto puede
producir un sentimiento negativo de vacío y de absurdo.
Ante situaciones
extremas los seres humanos acuden al consuelo de la religión en un porcentaje
muy elevado. Al respecto, escribe Vergote «Stouffer ha constatado que durante la
Segunda Guerra Mundial, en lo más encarnizado de los combates, el 75% de los
soldados americanos encontraban consuelo en la oración». Otras investigaciones o estudios establecen que la religión
es una respuesta a las frustraciones humanas. Y los comportamientos religiosos
son una especie de compensación ante el sufrimiento humano. La tentación de
rezar parece que aparece en situaciones de extrema angustia en la vida. Es algo
que han estudiado e investigado psicólogos y psiquiatras.
En este orden de
cosas, para Freud la religión es un mecanismo de compensación con el premio del
cielo o del paraíso. En cambio, para
Marx la religión además de ser el opio del pueblo es la representación de una
aspiración a una sociedad justa y pacífica.
La religión surge de
forma casi natural en la niñez. Y es algo perfectamente entendible. Incluso un
investigador como Thun afirma que en la religión infantil no se duda de los
ritos y de las creencias y esto sucede, de modo general, hasta los nueve años. Como
dice Vergote « ¿La religión humana no será, a fin de cuentas, la suprema
ilusión del deseo humano nacido de la infancia?». La necesidad de estabilidad,
tranquilidad y felicidad está presente en todos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario