jueves, 20 de febrero de 2020

ENCRIPTADO



Cada vez estamos más vigilados por Internet o por las empresas y redes que obtienen información de la navegación con los buscadores. Que esto se utilice para dar  una publicidad ajustada a los historiales de búsqueda de los internautas es una realidad más a tener en cuenta.
Pero esto encierra también sus peligros. Los datos bancarios, por ejemplo, deben estar convenientemente protegidos por las instituciones bancarias. El tráfico de datos, conversaciones y mensajes por wasap supuestamente está cifrado de una forma muy segura, pero no es así, como ya se ha comprobado. Existen agujeros de seguridad. 
Incluso Facebook no es una red segura, porque determinados hackers  o piratas informáticos han conseguido  superar las barreras de seguridad. Está bien que exista y se apliquen sofisticados procedimientos de encriptado, pero parece que incluso estos sistemas no son del todo seguros.
En cualquier caso, está claro que el negocio de las grandes redes sociales es la utilización de los  datos personales de los usuarios  de múltiples formas. 
Son tantas las estrategias y los procedimientos que deben ser empleados para que determinadas empresas no roben los datos personales, que los fallos o los errores inocentes de los usuarios de Internet pueden causar graves problemas de pérdida de información personal relevante y también pueden producir pérdidas económicas por estafas, engaños y cobros de cantidades a personas de modo fraudulento.
Es evidente que no todas las personas se dan cuenta de no hacer clic sobre ningún enlace electrónico de un email de una cuenta falsa de una compañía que miente a propósito para obtener más dinero de un falso cliente o comprador.
Me parece que los Gobiernos y los parlamentos deberían aprobar nuevas normas para dar más seguridad a las transacciones económicas en todo el mundo. Los números de cuenta de los ciudadanos nunca deben ser espiados por empresas o compañías buscando de forma ilegal en los mensajes de email o de wasap. Y parece que es posible que algunas lo puedan hacer.
Al abrir archivos de un desconocido puede entrar en el ordenador un programa espía o un virus informático que capture contraseñas  y otros datos relevantes y que posteriormente esto dañe gravemente la situación económica de los sujetos afectados por estos procedimientos delictivos. El peligro de las redes Wi-Fi es también considerable, porque entre los miles de millones de personas en el mundo con acceso a Internet está claro que no todas verifican si la información está protegida. La adecuada protección se logra usando una red inalámbrica segura. La lectura de las políticas de privacidad es una buena estrategia en relación con los sitios, empresas o compañías con las que los usuarios comparten comunicaciones.
Aunque parezca increíble el robo de identidad afecta a millones de personas en todo el planeta. La ley de protección de datos es, indudablemente, un derecho de todas las personas. Ya el artículo 18 de la Constitución española limita el uso de la informática para garantizar la intimidad y el honor de los ciudadanos.
Esto no significa que Internet no sea un gran medio para comunicarse y formarse en muchos sentidos, pero es conveniente que se procure que los países controlen el uso de los datos de todos por parte de las empresas, de la mejor manera posible. El Big Data debería tener unos límites que protejan realmente la privacidad de todas las personas. La gran cantidad de datos que pueden ser manejados con los sistemas de inteligencia artificial pueden ser muy útiles  para la toma de decisiones en el campo de la economía y en otros ámbitos.
Dentro de unos años con los ordenadores cuánticos parece ser que la seguridad en Internet va a aumentar considerablemente. Porque los sistemas de encriptación de los datos serán mucho más fuertes y casi imposibles de superar por los hackers.
El rastro digital de los que cometen delitos en Internet será más fácil de seguir y esto mismo también potenciará un mayor nivel de seguridad para los usuarios de Internet.
Con el aumento del comercio online  las exigencias de control del flujo de datos bancarios o económicos debe ser cada vez mayor. El creciente número de aplicaciones de móvil para todo tipo de actividades y tareas está complejizando las cosas, pero es un precio a pagar por la comodidad y eficacia que ofrecen este tipo de servicios. Se está digitalizando casi todo y en los próximos años asistiremos a avances que están cambiando las formas de vida en buena parte del planeta.

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