Cada vez estamos más
vigilados por Internet o por las empresas y redes que obtienen información de
la navegación con los buscadores. Que esto se utilice para dar una publicidad ajustada a los historiales de
búsqueda de los internautas es una realidad más a tener en cuenta.
Pero esto encierra
también sus peligros. Los datos bancarios, por ejemplo, deben estar
convenientemente protegidos por las instituciones bancarias. El tráfico de
datos, conversaciones y mensajes por wasap supuestamente está cifrado de una
forma muy segura, pero no es así, como ya se ha comprobado. Existen agujeros de
seguridad.
Incluso Facebook no es
una red segura, porque determinados hackers o piratas informáticos han conseguido superar las barreras de seguridad. Está bien
que exista y se apliquen sofisticados procedimientos de encriptado, pero parece
que incluso estos sistemas no son del todo seguros.
En cualquier caso,
está claro que el negocio de las grandes redes sociales es la utilización de
los datos personales de los
usuarios de múltiples formas.
Son tantas las
estrategias y los procedimientos que deben ser empleados para que determinadas
empresas no roben los datos personales, que los fallos o los errores inocentes
de los usuarios de Internet pueden causar graves problemas de pérdida de
información personal relevante y también pueden producir pérdidas económicas
por estafas, engaños y cobros de cantidades a personas de modo fraudulento.
Es evidente que no
todas las personas se dan cuenta de no hacer clic sobre ningún enlace
electrónico de un email de una cuenta falsa de una compañía que miente a
propósito para obtener más dinero de un falso cliente o comprador.
Me parece que los
Gobiernos y los parlamentos deberían aprobar nuevas normas para dar más seguridad
a las transacciones económicas en todo el mundo. Los números de cuenta de los
ciudadanos nunca deben ser espiados por empresas o compañías buscando de forma
ilegal en los mensajes de email o de wasap. Y parece que es posible que algunas
lo puedan hacer.
Al abrir archivos de
un desconocido puede entrar en el ordenador un programa espía o un virus
informático que capture contraseñas y
otros datos relevantes y que posteriormente esto dañe gravemente la situación
económica de los sujetos afectados por estos procedimientos delictivos. El
peligro de las redes Wi-Fi es también considerable, porque entre los miles de
millones de personas en el mundo con acceso a Internet está claro que no todas
verifican si la información está protegida. La adecuada protección se logra
usando una red inalámbrica segura. La lectura de las políticas de privacidad es
una buena estrategia en relación con los sitios, empresas o compañías con las
que los usuarios comparten comunicaciones.
Aunque parezca
increíble el robo de identidad afecta a millones de personas en todo el
planeta. La ley de protección de datos es, indudablemente, un derecho de todas
las personas. Ya el artículo 18 de la Constitución española limita el uso de la
informática para garantizar la intimidad y el honor de los ciudadanos.
Esto no significa que
Internet no sea un gran medio para comunicarse y formarse en muchos sentidos,
pero es conveniente que se procure que los países controlen el uso de los datos
de todos por parte de las empresas, de la mejor manera posible. El Big Data
debería tener unos límites que protejan realmente la privacidad de todas las
personas. La gran cantidad de datos que pueden ser manejados con los sistemas
de inteligencia artificial pueden ser muy útiles para la toma de decisiones en el campo de la
economía y en otros ámbitos.
Dentro de unos años
con los ordenadores cuánticos parece ser que la seguridad en Internet va a
aumentar considerablemente. Porque los sistemas de encriptación de los datos
serán mucho más fuertes y casi imposibles de superar por los hackers.
El rastro digital de
los que cometen delitos en Internet será más fácil de seguir y esto mismo
también potenciará un mayor nivel de seguridad para los usuarios de Internet.
Con el aumento del
comercio online las exigencias de control
del flujo de datos bancarios o económicos debe ser cada vez mayor. El creciente
número de aplicaciones de móvil para todo tipo de actividades y tareas está
complejizando las cosas, pero es un precio a pagar por la comodidad y eficacia
que ofrecen este tipo de servicios. Se está digitalizando casi todo y en los
próximos años asistiremos a avances que están cambiando las formas de vida en
buena parte del planeta.
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