lunes, 7 de octubre de 2019

LUDOPATÍA





Sin duda, las consecuencias negativas de la ludopatía se sienten en nuestro país de un modo muy claro. La afición al juego o a las apuestas  con dinero está adquiriendo niveles peligrosos para numerosas personas en España.
El juego responsable es un planteamiento teórico que funciona bien en la propaganda, pero que, en la realidad de cada día, no se suele cumplir.  Echar las casas de apuestas de los barrios de Madrid  como ha planteado una manifestación en la capital del país parece excesivo, porque la raíz del problema no es esa.
También es cierto que la regulación y los controles y permisos de estas casas de juego deben ser rigurosos, pero esto mismo creo que no evita los muy graves problemas derivados de la ludopatía que ya padecen jóvenes y adultos en todo el territorio español, pero especialmente en las ciudades.
El juego que se ofrece a través de Internet tiene un alcance inmenso y ante esta situación de hecho es difícil que se logre que una considerable parte de la ciudadanía juegue con responsabilidad y no pierda su dinero y sus ahorros y se arruine en bastantes casos. Con lo que esto supone de cara a la destrucción de los hogares y las familias en relación con la falta de medios económicos para vivir.
La teoría de probabilidades deja muy claro que los jugadores siempre pierden y si juegan mucho pierden mucho también de un modo inexorable, ya que las casas de apuestas y el juego online  siempre obtienen grandes beneficios.
La  publicidad en los medios de comunicación de masas como son la radio y la televisión es continua  y masiva.  Y esto perjudica ya que hace que mucha gente se aficione al juego compulsivo o sin medida.  Debería limitarse mucho la publicidad del juego, por motivos obvios.
Unas buenas campañas de concienciación y sensibilización son muy necesarias para que toda la población se diese cuenta de verdad de los grandes perjuicios que causa la adicción al juego.
Es cierto que existen tratamientos médicos contra la ludopatía, pero no siempre son efectivos, por causa de la falta de una voluntad fuerte. Los jugadores no suelen seguir las pautas de no volver a reiniciar sus conductas de juego por varios motivos y por el ambiente social.
La ludopatía, en mi opinión, se combate con educación e información  de una manera insistente y repetitiva para que todo el mundo se entere bien. Si no se hace esto suficientemente es casi imposible que los problemas derivados del juego se solucionen.
Seguirá produciéndose la ruina de muchos individuos y familias por causa de las apuestas de todo tipo que se realizan en nuestra sociedad. Y esto viene de largo, con los bingos, juegos de cartas con dinero, máquinas tragaperras, apuestas deportivas, etcétera. Además, Internet tiene un efecto multiplicador, porque cualquiera puede apostar digitalmente con un clic.
Las diversas casas de apuestas de fútbol, por ejemplo, están haciendo furor en una parte de los jóvenes y esto está haciendo mucho daño, a mi juicio, porque están en el comienzo de una vida que presupone esfuerzo, racionalidad, coherencia, sentido de la responsabilidad y estos valores son puestos en entredicho, de una manera evidente. 
Se cree que jugar es equivalente a ganar y no es cierto.  Y esta actitud la promueven las casas de apuestas para convencer de que se juegue. Si una gran parte de la población se lo cree parece que no hay solución.
Por supuesto, si la gente jugara muy poca cantidad  de dinero no habría mayores problemas, pero no sucede así la mayor parte de las veces. Puede haber una minoría que juegue muy poco dinero, pero el resto es todo lo contrario.
Porque es una cuestión de acumulación de apuestas y de pérdidas que no son recuperadas o compensadas. Y a medida que pasa el tiempo, las semanas o los meses y años, las pérdidas pueden ser muy cuantiosas.
Es necesaria  una campaña impactante similar a las de tráfico  a través de un organismo  como Sanidad, por ejemplo, u otro de carácter público y estatal para que  se pueda lograr que la gente tome conciencia real de lo devastadora que es la ludopatía para los que la padecen  y  sus familias. De esta manera, si se cambiaran los hábitos y las conductas de una parte de los españoles en relación con el juego  las cosas irían a mejor.

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