Se puede pensar que es
utópico mejorar las condiciones de vida de las personas que lo necesitan, pero
está a nuestro alcance. La sociedad debe tomar conciencia de que es posible y
realmente lo es. La aplicación de
procedimientos redistributivos justos es algo realizable. Lo que es preciso es una voluntad decidida y firme
para hacer las cosas que demanda una sociedad que dispone de más medios que
nunca para afrontar los retos actuales.
Lo que propone en su
libro sobre la renta básica el catedrático de Economía profesor Juan Torres
López son diversas posibilidades existentes y efectivas fundamentadas o apoyadas en las
investigaciones económicas más profundas y sólidas para acabar con la
injusticia social existente en las sociedades neocapitalistas actuales. En realidad, la economía debe estar al
servicio de las personas y no al revés como sucede actualmente.
Una subida de impuestos a las grandes empresas y
bancos que logran unos beneficios enormes es algo de justicia, sin duda. La imposición de tasas a una parte de las
actividades económica es otra medida posible y que redundaría en beneficio del
Estado del bienestar en el que supuestamente estamos.
En definitiva, una
mucho mejor distribución de las cargas
impositivas y del gasto social sería lo deseable para que no haya una parte
considerable de la sociedad que viva en el desamparo económico y social, sin
protección del Estado. Mientras toda la ciudadanía no tome conciencia de esta
problemática me parece que será difícil que las políticas sociales cambien en
el sentido ya explicado.
Si los partidos de
izquierdas y de centroderecha estuvieran de acuerdo en aplicar la renta básica
en las diferentes modalidades que son aplicables a la realidad social española
las cosas cambiarían.
El problema es que los
enfoques de varias formaciones políticas en relación con las soluciones a los
problemas económicos graves de una parte de los ciudadanos son claramente
diferentes y no permiten la puesta en marcha de medidas comunes.
Con la inteligencia
artificial, así como con las investigaciones de la microeconomía y la
macroeconomía se puede ajustar y reajustar la política económica en un país
como España para que desaparezca la pobreza y toda la gente que lo necesite
pueda disponer de algún ingreso mínimo para no caer en la exclusión social. Y
esto no es algo imposible, porque los economistas saben que se puede lograr,
pero hace falta también que se transformen las mentalidades a corto plazo de
muchas personas y que se valore la solidaridad intergeneracional y la justicia
social.
En una sociedad todo
el mundo se merece vivir satisfactoriamente desde el punto de vista material y
con dignidad. Así lo afirma el texto constitucional que habla de suficiencia
económica. Algo que está recogido con otros términos en los Derechos Humanos.
Desde las formaciones
políticas españolas, especialmente desde algunas, estoy convencido de que debe
replantearse que políticas económicas muy generales no sirven. Hace falta
pensar en los más desfavorecidos y ayudarlos económicamente.
Y esto no puede quedar
condicionado por el enriquecimiento exagerado de las grandes corporaciones o
empresas de todo tipo. La riqueza de una sociedad es como una tarta y es
preciso repartir las porciones de una forma justa y no de una manera que
aumenta la desigualdad hasta niveles desproporcionados.
Por supuesto, la
iniciativa privada es perfectamente legítima y se puede decir que necesaria.
Ningún país puede salir adelante únicamente con el sector público desde una
perspectiva económica, pero esto no quiere decir tampoco que esté permitido
todo en el ámbito de las actividades empresariales.
Luchar contra la
economía sumergida, contra el fraude a la Agencia Tributaria, y contra el
incumplimiento de la legislación laboral vigente son tareas que corresponden a
los organismos competentes del Estado, pero que también dan una idea de todo lo
que se está haciendo y de lo queda por realizar para una mejor redistribución
de la riqueza que producen todos los ciudadanos. Esto no conviene olvidarlo.
En conclusión, se
puede hacer mucho más de lo que se cree. De lo que se trata, desde un
planteamiento puramente técnico, es de valorar las mejores medidas para
garantizar, de una manera inmediata, que nadie pase necesidad económica grave
en ninguna etapa de su vida. Esto es lo esencial. Lo demás ya es menos
importante y puede estar abierto a debates y polémicas, pero las matemáticas de
la renta básica o social son precisas y claras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario