La existencia de este
filósofo y humanista no fue larga ya que murió a los 31 años, pero fue muy rica
en conocimientos y en escritos. Dejó este mundo material en el año 1494 por
causa de un envenenamiento con arsénico. Las envidias, rivalidades y luchas de
poder enrarecían el ambiente de la Florencia de su tiempo.
De todos modos, es
indudable que Pico representa, de modo magnífico, el prototipo de hombre
renacentista al igual que Leonardo da Vinci y otros artistas y hombres de
letras de este periodo inicial de la Edad Moderna. La Florencia de finales del
siglo XV y primeras décadas del siglo XVI alcanzó el florecimiento del arte y
la cultura y la ciencia como pocas veces se ha logrado en la Historia de la
Humanidad.
Aparece un pensamiento
antropocéntrico que completa el teocentrismo existente. Lo trascendente o
divino convive con la inmanencia de lo sensible y terreno. Pico de la Mirándola
en su libro De la dignidad del hombre de 1486 está convencido del poder de la
persona para descubrir su dignidad y lo que le hace grande. Las posibilidades
de los hombres son inmensas.
Y él mismo fue un
extraordinario ejemplo con su vida y su relevante obra de lo que proponía para
los demás. No cabe duda que su origen noble le facilitó el acceso a los saberes
de su época. Su curiosidad fue insaciable y se expresó en su interés por el
Derecho, la Filosofía, la Teología y otros saberes como la Cábala, por ejemplo.
En su formación está
presente el conocimiento de los tratados de los grandes pensadores de la
Escolástica: Alberto Magno, Tomás de Aquino, Duns Escoto, etcétera. Pico fue
amigo de Savonarola y compartieron algunas
ideas y planteamientos. El estilo de Pico destaca por su elegancia, ya
que su latín es muy cuidado. También conoció a Marsilio Ficino que era el
fundador de la Academia florentina. Aunque entró en ella Pico de la Mirándola no rechazó el
aristotelismo sino que de un modo ecléctico también incorporó a su bagaje
filosófico el platonismo de Ficino, con una actitud investigadora que se
interesa por todas las corrientes filosóficas.
Para Pico está claro
que los seres humanos están destinados a buscar su perfección y grandeza porque
Dios así lo determina.En relación con el escrito de las 900 tesis que elaboró
como una especie de compendio para la
disputa o el debate escribe en De la dignidad del hombre lo siguiente: «Pues si en nuestro tiempo muchos, imitando a Gorgias
Leontino, no sin aplauso, acostumbran a proponer disputas, no digo yo sobre
novecientos temas, sino sobre todas las cuestiones de todas las artes, ¿Por qué
no va a serme a mi permitido, sin faltar en nada, disputar sobre multitud de
cosas, muchas, sí, pero ciertas y determinadas?». El método escolástico utilizado en
la Edad Media por los grandes teólogos y filósofos está presente en sus
planteamientos. Las conclusiones a las que llega pueden ser objeto de discusión
y argumentación de forma racional.
Pico estaba convencido
del origen oriental o de la influencia de las culturas asiáticas en la
formación de la filosofía griega. En todo caso, lo que es evidente es su
atención constante a lo que escribieron los filósofos árabes o musulmanes.
Su búsqueda de
evidencia y coherencia en el saber es especialmente fuerte, ya que quiere
encontrar la verdad en los conocimientos. Puesto que lo racional no debe ser infravalorado
o despreciado. Se comprende que escriba: «Además, si alguna secta hay que ataca
las proposiciones más evidentes y se mofa con malsana agudeza de las buenas causas, esa confirma la verdad,
no la debilita, igual que al revolver el rescoldo no se apaga, sino se aviva la llama mortecina». Realmente, la fuerza de la razón y de la inteligencia es la
que proporciona a los seres humanos un valor extraordinario. Pico ensalza los
valores intelectuales, físicos y espirituales de las personas por el simple
hecho de serlo. Con las limitaciones inherentes a la naturaleza mortal respecto
a la eternidad y el fluir del tiempo.
Las enseñanzas que nos
muestran sus obras también expresan la función esencial de la capacidad crítica
y de la profundidad de la argumentación y de
los juicios. Pico también entendió que la vida sin pasión no merece la
pena. Y se esforzó por alcanzar la verdad disfrutando o gozando plenamente del
arte.
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