Con su libro La
estructura de las revoluciones científicas Kuhn cambió la historia de la
ciencia para siempre. Es verdad que los
planteamientos del falsacionismo de
Popper, aunque solucionen numerosos
problemas del inductivismo, no representan el funcionamiento característico y
habitual de la ciencia.
En efecto, es
indudable que la falsación a través de un experimento no niega la aceptación de
ciertas afirmaciones científicas. La complejidad de las teorías científicas en
las diversos campos de conocimiento de las diferentes ciencias es tan enorme y
las variaciones y matices definibles tan numerosos que es entendible que suceda
esto.
Además, es evidente
para la comunidad científica que las anomalías que surgen en la ciencia son explicables
en numerosas ocasiones con la ayuda de otras teorías complementarias o con otras cosmovisiones teóricas. Se
comprende que Thomas Kuhn introdujera el
concepto de paradigma científico para superar
el falsacionismo popperiano, o, al menos, poner en cuestión su
aplicación infalible en todos los casos, por las razones anteriormente
mencionadas.
Se puede afirmar que
la visión del mundo o de la realidad en un mismo momento histórico es
compartida, de modo aproximado, por los científicos y esto es positivo para el desarrollo de la
ciencia y también facilita los arduos procesos de investigación.
En la ciencia normal
es indiscutible que se producen nuevos conocimientos y los resultados de las investigaciones
construyen un progreso que ya en el siglo XXI es acelerado en varios campos del
conocimiento.
En la Antigüedad la
cosmovisión geocéntrica de Aristóteles que suponía una interpretación finalista o teleológica del universo fue la
que se mantuvo vigente también durante la Edad Media. No cabe duda de que el
heliocentrismo de Copérnico fue una especie de aldabonazo en las mentes de
Galileo, Campanella y otros y produjo un
cambio de mentalidad y la afirmación de
una nueva cosmología o paradigma.
La revolución
científica es la expresión de una serie de transformaciones en la física, la
astronomía y la matemática que conforman un nuevo mundo de la ciencia y del
saber. Es la entrada en la Modernidad a todos los efectos.
Escribe Kuhn en el
prefacio a La estructura de las revoluciones científicas: «Resultó para mí una sorpresa total el que ese contacto con
teorías prácticas científicas antiguas
socavara radicalmente algunos de
mis conceptos básicos sobre la naturaleza
de la ciencia y las razones que existían para su éxito específico». Es cierto que es fundamental el estudio, análisis e
interpretación de la historia de las distintas ciencias, si se quiere
profundizar de un manera consistente y racional en las causas de los avances
científicos y en las transformaciones producidas también en los procedimientos
y en los métodos para conocer e investigar.
La formación de Kuhn y sus intereses académicos fueron amplios y a
la vez pusieron de manifiesto una
erudición admirable. En relación con esto escribe Kuhn: «Uno de mis colegas me animó a que leyera escritos sobre psicología de la percepción,
sobre todo los psicólogos de la Gestalt; otro me presentó las
especulaciones de B. L. Whorf acerca del
efecto del lenguaje sobre la visión del mundo y
Quine me presentó los problemas
filosóficos relativos a la distinción
analítico sintética».
Curiosamente, Kuhn es
consciente de que los científicos naturales llegan a estar más de acuerdo en
los métodos que las comunidades de científicos sociales. Las ciencias sociales
son más interpretativas y es entendible que surjan muchas más controversias,
discusiones y polémicas en el ámbito de la sociología, la psicología y la
historia que en la física, la matemática o la medicina.
Niega que la ciencia
sea una simple acumulación de observaciones y conocimientos y que progrese de
esta manera. Los cambios en las ciencias están causados por los nuevos
paradigmas que son más explicativos que los anteriores. La reinvención de
teorías, si es preciso, es una tarea que suele ser costosa y larga pero
necesaria en algunos ámbitos teóricos.
El punto de vista del
observador y los factores personales e históricos son importantes en el
desarrollo de la ciencia y deben ser analizados también. El contexto histórico,
social y cultural aporta claves interpretativas que son consideradas por los historiadores
y filósofos de la ciencia.
A través de más de
trescientas páginas Kuhn nos explica en
los capítulos de su libro la naturaleza y
necesidad de las revoluciones científicas y otras muchas cuestiones. La
objetividad científica se manifiesta en la cuantificación y la capacidad
explicativa.
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