En un mundo dominado
por esquemas machistas y patriarcales ya es hora de cambiar la situación. La
denuncia de situaciones que no respetan los derechos de las mujeres es
absolutamente necesario. Y también lo es
el cumplimiento de la legislación que garantiza la igualdad salarial de hombres
y mujeres en todo el sector privado.
Las mujeres llevan
luchando ya muchos años por el reconocimiento efectivo de sus derechos en el
ámbito laboral y social. Debe verse un cambio social que ponga en primer plano
la igualdad y la democracia para todos y todas. Un futuro común es posible y
realizable.
Debe consolidarse en
la sociedad una nueva forma de respeto a la dignidad de toda mujer y de todo
hombre. Desde los planteamientos del feminismo se dice que acabó el tiempo de
la retórica y es cierto hacen falta hechos.
En el Día
Internacional de la Mujer con movilizaciones masivas y huelga se pretende poner
de manifiesto que la igualdad no debe estar únicamente en el campo de la teoría
y debe ser lograble en la dura realidad. Sin más excusas, sin más parches y con
tolerancia cero a la violencia machista y a la desigualdad de género.
En la antigua Grecia,
Lisístrata comenzó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la
guerra. El sufragio femenino ya fue exigido por las parisienses al marchar
hacia Versalles en la Revolución Francesa. La libertad, igualdad y fraternidad
de los revolucionarios siguen presentes como valores éticos irrenunciables para
mujeres y hombres también en el siglo XXI.
La Carta de las
Naciones Unidas que fue firmada en 1945 afirma, sin margen de interpretaciones,
el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Pero, por ejemplo, la brecha
salarial sigue existiendo. Según la Comisión Europea esta brecha es del 16% en Europa. En España
ha sido del 23,2% en 2014. Sobran los comentarios. Las leyes dicen una cosa y
la realidad laboral otra.
Por si no fuera
suficiente, según el Foro Económico Mundial
la desigualdad salarial existente seguiría ocurriendo hasta el año 2186
o, lo que es lo mismo, faltarían otros 170 años para la equiparación. Espero
que se equivoque en sus predicciones, especialmente, si los ciudadanos vamos
todos en la misma dirección de exigir el cumplimiento de la legislación vigente
y que también exista una mayor vigilancia de
todas las empresas y de todos los
contratos laborales. Con sanciones, si es preciso, para que desaparezca la
brecha salarial.
Y decir que siguen
actuando poderosos factores sociales que ven bien que se mantenga la
desigualdad de ingresos por cuestión de género es la constatación de una
realidad negativa que no puede seguir existiendo.
El Estado o el Gobierno tienen que tomar más acciones al
respecto para que este tipo de conductas de infravaloración de las mujeres no
se siga produciendo con impunidad, a pesar de las normas laborales que están
vigentes. Tienen que cumplirse. No pueden quedar en papel mojado, en muchos casos.
Si no aumentan el
número de inspecciones laborales y no se toman medidas contundentes contra la
discriminación laboral y de otros tipos las cosas seguirán igual. Es así de
simple y rotundo.
Otra asignatura
pendiente de esta sociedad que todavía sigue siendo machista es la
corresponsabilidad de los hombres y del Estado en los trabajos de cuidados de
personas mayores y de las personas dependientes. Es una tarea enorme que no
puede recaer casi exclusivamente en las mujeres.
Los derechos que ellas
tienen reconocidos son para verlos
ejercidos en la realidad cotidiana. No deben ser simples abstracciones teóricas
que marcan un ideal que no se plasma en el mundo real. Todos tenemos la
obligación de obedecer y cumplir las leyes y esto incluye, como es lógico, a
todas las empresas y a los autónomos. No
puede haber excepciones y excusas que impidan la igualdad efectiva. Y las
trampas, engaños, falsedades que existen en la realidad deben ser
perseguidos por el Estado español.
Otro de los graves
problemas que también afecta negativamente los derechos de la mujer es la
economía sumergida. También que no se
pague la Seguridad Social a las trabajadoras o trabajadores, algo que está
penado por la ley, pero que sucede. Habría que denunciar este tipo de
situaciones ilegales, porque perjudican a todos. Como se puede observar la
lucha femenina también es cosa de los hombres. Con el fin de lograr una sociedad
igualitaria.
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