El deber jurídico es
el fundamento de la política, según Kant. La filosofía política de Kant parte
del iusnaturalismo o del derecho público natural. La libertad y la propiedad
privada forman parte de la conformación de cualquier Estado para el filósofo
alemán. A Kant le desagrada cualquier forma de anarquía. No se debe olvidar que
crea una ética deontológica que parte del deber por el deber. La razón es la
clave de bóveda de la ética y también de la política.
Como bien indica Jürgen Sprute «El
derecho público establece cómo debería estructurarse un estado organizado conforme a la razón y
cuáles deberían ser sus tareas. El derecho público es el marco que permite
valorar y el punto de orientación para
el político práctico y contiene, en el fondo, lo que es la filosofía política
de Kant».
Se puede afirmar que la política debe
ser moral y, en este sentido, la
consideración del imperativo categórico también es necesaria en el ámbito de
las decisiones políticas y del ejercicio del poder en cualquier Estado.
El paso del estado de naturaleza
a un estado de derecho o social y legal
es lo racional desde el planteamiento de Kant. Por tanto, el cumplimiento del
derecho es también apriorístico al igual que en la moral. El pensador germano
está convencido de que la libertad es un derecho irrenunciable y la base o el
fundamento de la política, ya que como dice Sprute: «Según él, sólo una especie
de derechos es innata. Consiste en la libertad, concretamente en la
“independencia con respecto al arbitrio constrictivo de otro […] siempre que
pueda coexistir con la libertad de cualquier otro según una ley universal». No cabe duda de que la mutua colaboración de
los poderes del Estado es decisiva también para el logro de una jurisprudencia
coherente, justa y racional.
El poder ejecutivo y el legislativo
deben coordinarse bien. Y el poder judicial también forma parte esencial de la
unión de los poderes de cada país, ya que como indica Kant la salud del Estado
depende del buen orden y actividad de los poderes estatales. Continuando con
los planteamientos de Locke también Kant considera que el Estado es la
institución que garantiza la propiedad privada.
La razón por medio de un imperativo
categórico obliga a que se cumplan las leyes
en los Estados y a que el derecho
sea cumplido y respetado. El creador del idealismo trascendental también
combina el respeto a la ley con el mantenimiento de un Estado de Derecho que,
simultáneamente, logre unas condiciones de vida dignas para los ciudadanos. Es necesaria,
según Kant, una política de bienestar que manifieste o plasme de forma efectiva
lo que garantiza el estado de derecho. Para este gran filósofo es deber de todo
Estado ofrecer asistencia social a los que la necesiten y los costes derivados
los tiene que financiar con impuestos. Especialmente en relación con las
instituciones de caridad o similares.
Para Kant la política debe partir de
una fundamentación constitucional «que garantiza a cada uno su libertad por medio de leyes,
con lo cual cada uno sigue siendo dueño de buscar su felicidad por el camino
que mejor le parezca, siempre y cuando no perjudique […] al derecho de los
otros súbditos». Creía en una federación de Estados. Y el progreso de la
política mundial era la tendencia hacia la república mundial de la paz perpetua
que para él no era algo utópico, aunque fuera un objetivo que dirige los
esfuerzos por la paz a muy largo plazo en el tiempo.
Desde la reflexión de Kant es evidente
que el ser humano busca «procurarse una
posición entre sus congéneres, a los que no puede soportar, pero de los que
tampoco es capaz de prescindir». Es la
insociable sociabilidad de la naturaleza humana que tan bien conoce el sabio
alemán.
Está claro que es cierto que existen
dos tendencias naturales en los hombres y las mujeres: la sociabilidad, el
intercambio social y el interés mutuo y, por otra parte, el deseo de dominio de
los demás y el egoísmo absoluto. El afán
de competir no es malo, en sí mismo, si se combina con una actitud solidaria y
compasiva, ya que somos seres racionales y gregarios. De hecho, los talentos de
los hombres se ejercen en la realidad partiendo de un sano individualismo que
debe también impulsar la política y la justicia.
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