Considero muy
apropiada la petición de explicaciones del juez Llarena al señor ministro
Montoro.
Es entendible que ante
la situación de Puigdemont en Alemania las declaraciones públicas de los
ministros y altos cargos deban ser muy cuidadosas para no dar lugar a malas
interpretaciones.
Decir que no se ha
malversado ni un solo euro del dinero del Estado en Cataluña es matizable con
explicaciones más precisas. Pero lo que queda es la pura frase dicha sin
aclaraciones. Y esto puede perjudicar de cara a la extradición por rebelión y malversación
por parte de Puigdemont.
Los independentistas
se aprovechan de cualquier malentendido o interpretación equivocada para intentar salir airosos del
desafío al Estado democrático español e intentan que la justicia alemana les dé
la razón cuando existen numerosas pruebas irrefutables de que no la tienen.
Porque podría ser que
la malversación se haya realizado con los impuestos que recaude la propia
Generalitat o con otros procedimientos recaudatorios realizados por el gobierno
autónomo catalán. Es algo que la justicia puede investigar. Lo que está claro
es que los millones de euros que costó el referéndum ilegal salieron de algún
lado y no surgieron de la nada.
No es extraño que los
jueces del Tribunal Supremo intenten convencer
a los jueces alemanes de que Puigdemont ha cometido delitos muy graves
de los que debe responder ante los tribunales en España.
Ya han enviado
bastante documentación, pero están mandando más para que la justicia alemana
comprenda las razones del juez del Supremo señor Llarena para pedir la
extradición de este político catalán.
En territorio español
no hay presos políticos. Si en una región de Alemania hubiera pasado lo mismo
que en Cataluña, sin duda, que se hubiera considerado rebelión violenta con
malversación de dinero público. Lo que significa que habrían tomado medidas muy
duras.
Lo que no es de recibo
en ningún país democrático es que unos líderes políticos independentistas
incumplan durante años las leyes y no obedezcan las sentencias judiciales y
encima pretendan hacerse las victimas del poder del Estado. Todos somos iguales
ante la ley.
Es la hipocresía y el
cinismo llevado, a mi juicio, a su máxima expresión. Es querer retorcer, de
modo absurdo, los argumentos para
pretender tener la razón. En cualquier país civilizado no se tolera la violencia
para lograr la independencia.Y durante estos meses se ha estado negociando
políticamente en Cataluña sin resultado. Es una comedia política de
proporciones increíbles.
Pronto llegará el 22
de mayo que es la fecha límite para convocar nuevas elecciones y todavía los
políticos independentistas se plantean intentar aplicar el plan A que es
nombrar a Puigdemont presidente telemáticamente.
Se está viviendo una
situación ridícula y kafkiana por la actitud de los partidos políticos
independentistas. De todas formas, se gobierna con la aplicación del artículo
155 y se ha demostrado que sirve, ya que en los meses transcurridos no ha
sucedido nada catastrófico desde una perspectiva económica.
Lo racional es que la
extradición prospere, ya que existen numerosas pruebas objetivas de la rebelión
violenta y de la malversación. Es penoso
que la justicia española o la policía tengan que enviar a los jueces alemanes
videos y mucha documentación para dejar probado sin margen de duda del uso
reiterado de la violencia y la coacción
injustificada de parte de los independentistas en las calles y plazas de
Cataluña. España no es un estado bananero para tener que hacer estas cosas y
tampoco es una dictadura.
A mi juicio, es una
falta de respeto al poder judicial español que es uno de los mejores del mundo
y no se merece este trato por parte de algunos jueces alemanes. Porque no han
sopesado y analizado suficientemente las contundentes pruebas aportadas y lo
dice el mismo estamento judicial español. En cambio los fiscales alemanes
apoyan la extradición como es lógico a la vista de las pruebas. Y todo esto lo
digo con todo el respeto por Alemania que es un gran país.
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