miércoles, 18 de abril de 2018

PUIGDEMONT Y ALEMANIA




Considero muy apropiada la petición de explicaciones del juez Llarena al señor ministro Montoro.
Es entendible que ante la situación de Puigdemont en Alemania las declaraciones públicas de los ministros y altos cargos deban ser muy cuidadosas para no dar lugar a malas interpretaciones.
Decir que no se ha malversado ni un solo euro del dinero del Estado en Cataluña es matizable con explicaciones más precisas. Pero lo que queda es la pura frase dicha sin aclaraciones. Y esto puede perjudicar de cara a la extradición por rebelión y malversación por parte de Puigdemont.
Los independentistas se aprovechan de cualquier malentendido o interpretación  equivocada para intentar salir airosos del desafío al Estado democrático español e intentan que la justicia alemana les dé la razón cuando existen numerosas pruebas irrefutables de que no la tienen.
Porque podría ser que la malversación se haya realizado con los impuestos que recaude la propia Generalitat o con otros procedimientos recaudatorios realizados por el gobierno autónomo catalán. Es algo que la justicia puede investigar. Lo que está claro es que los millones de euros que costó el referéndum ilegal salieron de algún lado y no surgieron de la nada.
No es extraño que los jueces del Tribunal Supremo intenten convencer  a los jueces alemanes de que Puigdemont ha cometido delitos muy graves de los que debe responder ante los tribunales en España.
Ya han enviado bastante documentación, pero están mandando más para que la justicia alemana comprenda las razones del juez del Supremo señor Llarena para pedir la extradición de este político catalán.
En territorio español no hay presos políticos. Si en una región de Alemania hubiera pasado lo mismo que en Cataluña, sin duda, que se hubiera considerado rebelión violenta con malversación de dinero público. Lo que significa que habrían tomado medidas muy duras.
Lo que no es de recibo en ningún país democrático es que unos líderes políticos independentistas incumplan durante años las leyes y no obedezcan las sentencias judiciales y encima pretendan hacerse las victimas del poder del Estado. Todos somos iguales ante la ley.
Es la hipocresía y el cinismo llevado, a mi juicio, a su máxima expresión. Es querer retorcer, de modo absurdo, los argumentos  para pretender tener la razón. En cualquier país civilizado no se tolera la violencia para lograr la independencia.Y durante estos meses se ha estado negociando políticamente en Cataluña sin resultado. Es una comedia política de proporciones increíbles.
Pronto llegará el 22 de mayo que es la fecha límite para convocar nuevas elecciones y todavía los políticos independentistas se plantean intentar aplicar el plan A que es nombrar a Puigdemont presidente telemáticamente.
Se está viviendo una situación ridícula y kafkiana por la actitud de los partidos políticos independentistas. De todas formas, se gobierna con la aplicación del artículo 155 y se ha demostrado que sirve, ya que en los meses transcurridos no ha sucedido nada catastrófico desde una perspectiva económica.
Lo racional es que la extradición prospere, ya que existen numerosas pruebas objetivas de la rebelión violenta y de la malversación.  Es penoso que la justicia española o la policía tengan que enviar a los jueces alemanes videos y mucha documentación para dejar probado sin margen de duda del uso reiterado de  la violencia y la coacción injustificada de parte de los independentistas en las calles y plazas de Cataluña. España no es un estado bananero para tener que hacer estas cosas y tampoco es una dictadura.
A mi juicio, es una falta de respeto al poder judicial español que es uno de los mejores del mundo y no se merece este trato por parte de algunos jueces alemanes. Porque no han sopesado y analizado suficientemente las contundentes pruebas aportadas y lo dice el mismo estamento judicial español. En cambio los fiscales alemanes apoyan la extradición como es lógico a la vista de las pruebas. Y todo esto lo digo con todo el respeto por Alemania que es un gran país.

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