Poner el énfasis en la
persona es lo característico del personalismo. Y es evidente que en pleno siglo
XXI parece que es algo que como planteamiento filosófico o ético es más
necesario que nunca.
Ante la
despersonalización que se observa en el ambiente general de la realidad social.
Se diría, a mi juicio, que lo grupal predomina y también el excesivo
individualismo y el más absoluto egoísmo.
Pero, como sostenía
Mounier el fundador del personalismo somos seres morales que pretendemos actuar
para actualizar lo que podemos ser a través de las potencias y capacidades que
poseemos.
Indudablemente,
filósofos como Kant y Kierkegaard han sido precursores del movimiento o de la
filosofía personalista. El gran filósofo alemán consideraba que la persona
poseía un valor absoluto y una dignidad máxima. Ciertamente, pensaba que la persona no debe
ser manipulada, cosificada y engañada. Por eso afirmaba Kant la necesidad de
una ética del deber o deontológica para evitar que la diversidad de
inclinaciones fuera la causante de un desorden moral tremendamente negativo y
perturbador.
Según Emmanuel
Mounier, Kierkegaard representa, de alguna forma, la revolución socrática del
siglo XIX, porque su pensamiento
interpela al ser humano moderno que está demasiado ocupado en la
explotación del mundo y en el consumo. En realidad, es el retorno a una toma de
conciencia de la subjetividad individual y de la libertad solidaria unida a la
misma.
Mounier nace en 1905
en Grenoble y muere en 1950. Este
filósofo francés se dedicó, sobre todo, a la problemática social y política,
porque era consciente de los gravísimos problemas económicos de la Europa de su
tiempo y también del surgimiento de fascismos o totalitarismos que también sufrió
en persona. Fundó la revista Esprit con la clara intención de lograr una
actividad intelectual que repercutiera de forma amplia en la cultura de su
tiempo. Es una publicación ambiciosa.
En lo referente al
proyecto de tesis doctoral de Mounier se centró, fundamentalmente, en el tema
de la mística española y para documentarse más y conocer mejor y de primera
mano el espíritu español viajó a España en la primavera de 1930.
Mounier murió prematuramente a los 44 años de
edad por causa de una crisis cardiaca. Entre sus libros se pueden citar:
Manifiesto al servicio del personalismo de 1936, ¿Qué es el personalismo? de
1947 y El personalismo de 1949.
De todos modos, deja
una extensa obra escrita compuesta por bastantes libros. En sus escritos
difundió lo que se puede denominar un personalismo comunitario. La persona en
comunidad debe ser el centro de todo.
Se puede considerar
desde una perspectiva materialista que el pensamiento se Mounier es un tipo más
de espiritualismo filosófico de orientación cristiana. Y no sería algo muy
discutible, pero eso no le resta significación ni valor ético o filosófico, al
contrario aumenta su repercusión, si entendemos que la solidaridad, la justicia
y los restantes valores éticos son esenciales en la construcción de una nueva
sociedad o comunidad que potencie los valores personales y proteja la dignidad
de cada persona o sujeto.
Saber lo que se quiere
en la vida para realizarse es el camino adecuado para dar valor esencial a la
trayectoria vital. Es una interpretación que concuerda con una comprensión de
lo más personal de cada sujeto en el mundo y de su proyección en la realidad
social. Lo que somos es expresable a través de los comportamientos y podemos
dar testimonio de lo que realmente somos desde la perspectiva del personalismo.
Desde los
planteamientos filosóficos de Mounier se puede hablar de un transpersonalismo.
Con este término se quiere decir que persona y comunidad aunque son contrarios
se completan y complementan. Es preciso borrar el aplastamiento o la marginación
de la persona por la fuerza de lo social o de la masa. Y esto es posible y
factible según Mounier por medio de la dialéctica del amor.
El respeto y la
solidaridad respecto a los demás es la manifestación o expresión evidente del
afecto a las personas y concuerda también con la moral del cristianismo y con
una ética solidaria que puede ser agnóstica o atea. De este modo, el
personalismo podría ser más ejercido en la moderna sociedad líquida o en la
denominada era digital que está cada vez más despersonalizada, aunque no lo
parezca.
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