martes, 10 de noviembre de 2020

INCERTIDUMBRE



Ciertamente, el libro de Andrés Pascual titulado Incertidumbre positiva nos enseña que el azar forma parte de la vida  y es algo inexorable.  El dinamismo de la propia existencia es algo que no podemos controlar. Sin embargo podemos usarlo a nuestro favor, sin ninguna duda. Como escribe Andrés «De nuestra boca  salen una media de setenta y cinco mil palabras al día, muchas de ellas con connotación negativa».

El poder de las palabras es muy notable y por eso los procesos de comunicación hablada y escrita son esenciales en la convivencia humana  y en la sociedad.  La psicología cognitiva analiza las funciones cerebrales que hacen posible las conductas racionales humanas y todas las capacidades que nos caracterizan como sujetos pensantes.

A mayor inteligencia es evidente que se tolera mejor un mayor nivel de incertidumbre, ya lo decía un filósofo de la talla de Kant. Indiscutiblemente, el coraje y la valentía en la vida son algo esencial para disponerse a poner en marcha nuevos proyectos y planes.

En definitiva, las metas vitales y los propósitos que tiene cualquier persona se cumplen o se llevan a término con determinación y con energía y especialmente desde una confianza plena en la propia inteligencia y en los conocimientos que se tienen.

Frente a los azares y circunstancias cambiantes de la existencia está la fuerza de voluntad de cada individuo. La libertad no puede ser eliminada por la intransigencia o el fanatismo de nadie.  

En este sentido, el autor de este libro nos muestra a lo largo de las páginas del mismo de que es preciso luchar por nuestros sueños y por la felicidad. En el proceso de salir de las zonas más confortables del vivir está realmente lo mejor y más provechoso para cada persona, si así lo quiere.

La diversidad y el debate son algo enriquecedor y ser tolerante, por lo menos hasta cierto límite, impulsa una vida más interesante y positiva en un sentido amplio.

Los grandes logros se consiguen en muchos casos con pequeños pasos diarios. Las agresiones del entorno pueden ser superadas con una actitud firme y con calma sabiendo que lo negativo nos hace más resistentes y fuertes.

En la lucha con las adversidades y los problemas aprendemos mucho y esto lo saben bien los filósofos. La capacidad crítica y el respeto a las opiniones ajenas, aunque no estemos de acuerdo con ellas, forman parte de lo que se puede entender como una actitud civilizada y racional.

Uno de los principios que se deberían tener en la mente es que todo es posible, aunque no lo parezca. Y es verdad que existen satisfacciones abstractas como: crear, superar, conseguir, etcétera.

Todos tenemos una identidad única  y disponemos de plena libertad para desarrollar nuestra creatividad como queramos. El respeto es la principal condición de las relaciones sociales o de las comunicaciones a través de las redes y de los medios digitales y también en la vida real o física.

Ya decía Heráclito que la vida fluye y es constante cambio, pero esto mismo no es algo negativo en sí mismo. Se puede decir que es enriquecedor. El presente nos catapulta hacia el futuro de un modo imparable y el pasado nos muestra lo ya conseguido. No nos debemos detener ante nada ni ante nadie. Es lo lógico y es el resultado de la libertad humana.

La diversidad de opiniones y de pensamientos es natural  y no debe extrañar a nadie. El coraje y la curiosidad deberían formar parte del bagaje de las personas que viven actualmente para un correcto aprovechamiento de las posibilidades de un universo tecnológico que cambia a un ritmo acelerado.

Prepararse de forma anticipada para los problemas que puedan surgir en el camino de la vida es una actitud muy inteligente. El propio sujeto es libre de introducir cambios o no en sus estrategias y en sus tácticas de cara a lograr sus metas a lo largo del tiempo. Es, por tanto, una actitud proactiva y que no se rinde ante nada.

Unas de las peores cosas en la existencia es el miedo a la realidad y esto se vence con una actitud positiva y con firme decisión.  Es verdad que nada es para siempre, pero por eso mismo no tenemos nada que perder y  sí mucho que ganar si perseveramos para lograr lo queremos en la vida. Nos podemos convertir en seres humanos cada vez más plenos y autorrealizados. La condición principal es el esfuerzo y también  la constancia.

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