jueves, 29 de agosto de 2019

TODO CAMBIA




Los tiempos están cambiando a un ritmo acelerado. La era digital en la que estamos instalados supone un cambio de mentalidad en algunos aspectos. Lo que no puede significar es que por ello se olvide la alta cultura y el arte y que una parte considerable de la sociedad infravalore o menosprecie la producción de cultura o la actividad de creación.Y es lo que está sucediendo.
Escritores de la talla de Ángeles Caso, por ejemplo, ya han hablado de un desprecio de la cultura que, indudablemente, se observa en el ambiente social.
Si bien también es cierto que una considerable parte de la población aprecia y valora la creación cultural. Que grandes libros tengan tiradas de 500, 1.000 o 2.000 ejemplares  y, en cambio, otras obras de mucha menos calidad sean valoradas más es realmente increíble.
Y que las editoriales que publican  libros de filosofía no se atrevan, salvo excepciones, a poner en el mercado tiradas de más de 5.000 ejemplares es otro dato muy revelador de cómo está el nivel cultural en España.  Además, novelas muy bien escritas son despreciadas y  no atraen la atención de muchos lectores, porque no tienen la posibilidad de ser más conocidas con una adecuada estrategia de marketing o difusión.
La gran cultura siempre ha sido algo minoritario, pero en todo caso hay que darle el valor que se merece. No puede quedar arrinconada como algo del pasado y que ya está superado.
La mitad de la población española no lee libros. Con este dato estremecedor no es extraño que la cultura escrita esté en una especie de páramo desolador. Ahora bien, pienso que existen motivos para el optimismo, porque las obras filosóficas y literarias seguirán presentes en las bibliotecas públicas y particulares  y también en la enseñanza media y universitaria. El bagaje de la alta cultura no se va a perder nunca. Además, es evidente que cada vez con los libros electrónicos el acceso a estas obras se ve facilitado. Y también es cierto que cada día que pasa hay más libros en formato PDF que pueden ser leídos gratuitamente en Internet.
La Biblioteca Nacional de España en Madrid es una institución cultural de un valor extraordinario para conservar los libros que se van publicando continuamente y funciona  como un ingente depósito de la cultura y el saber a través de los siglos.
Las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hume, Marx, Husserl, Unamuno, Bueno, Zubiri, etcétera., seguirán leyéndose y también las de otros muchos filósofos y literatos. Las magníficas novelas de Clarín, Dumas, Walter Scott, Dickens, Zola, Víctor Hugo y muchas más forman parte de la cultura occidental.
La educación del gusto es una asignatura pendiente en nuestro país.  Para que todo el mundo sepa apreciar las grandes obras de la cultura y les dé el mérito que realmente se merecen y disfruten de las mismas.
Por supuesto, la libertad de cada persona para elegir sus lecturas es  absoluta.  No estoy diciendo que la cultura de menos calidad o de puro entretenimiento o de simple consumo rápido haya que eliminarla. Lo que me parece es que se está apostando en las televisiones por lo fácil. Están sobrevalorando lo extraño, la novedad y la sorpresa y todo lo que se salga de este esquema se considera que tiene poco valor para la mayoría de la audiencia.
Y todo esto tiene su reflejo en la caída de los valores éticos en nuestra sociedad. No son suficientemente puestos en práctica en muchas situaciones. Es, en parte, el resultado negativo de una sociedad consumista y hedonista que solo piensa en consumir de modo rápido y sin pensar mucho. 
Pensar y divertirse no es algo contradictorio. El pensamiento profundo parece que no es bien valorado por una parte de la gente. No todo en la vida tiene que ser superficial y ligero y esto es algo que muchas veces se olvida.
La capacidad de argumentación parece que, en ciertos ambientes, se está perdiendo y es conveniente formarla y reforzarla.  No vale decir, por ejemplo,  que la filosofía son fantasías y el resto de conocimientos no lo son, porque no es cierto. La filosofía es pensamiento crítico, analítico y argumentativo. También analiza la ciencia y sus procedimientos junto con otras tareas  que realiza. La ética, la bioética y otras ramas de la filosofía se aplican a la realidad humana buscando el bienestar individual y colectivo.

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