Rudolf Carnap es uno
de los grandes filósofos del siglo XX. En su Autobiografía intelectual explica
el desarrollo de su vida intelectual. Nació en Alemania en 1891 y falleció en
California en 1970
Es una lectura muy
recomendable para saber muchas cuestiones relativas a su propio itinerario como
filósofo y lógico. También aparecen en este libro sus planteamientos y análisis
en relación con otros pensadores y físicos como Einstein, por ejemplo. Fue uno de los creadores de la filosofía
analítica junto con Russell y otros. Estructuró el positivismo lógico y negó la
validez de las proposiciones metafísicas desde la perspectiva de la ciencia.
Si bien, a mi juicio,
la ciencia no agota los contenidos de conocimiento y no alcanza el saber
absoluto de todo. Por tanto, la metafísica es plenamente válida para entender
la realidad tanto material como humana.
Quería que la
filosofía se aproximara más a la
ciencia. De hecho, Carnap es un filósofo y lógico de la ciencia. Fue el líder
indiscutible del Círculo de Viena. Reconoce en su Autobiografía que el análisis
y la clarificación de conceptos e ideas
mediante la discusión y el diálogo es lo más apropiado para avanzar en
el conocimiento.
Es cierto, por otra
parte, que en las décadas de los años veinte y treinta con el surgimiento de la
mecánica cuántica apareció un nuevo reto
para la filosofía. El principio de incertidumbre de Heisenberg y la paradoja del gato de Schrödinger causaron
un gran revuelo y desconcierto en la física de esos años y también en el campo
filosófico.
Ya que la dualidad
onda partícula y la superposición de estados desafiaban las tesis de la física
clásica, tal como era puesto de relieve por físicos de la talla de Einstein.
Ante esta situación caótica Carnap y el Círculo de Viena querían hacer más rigurosos los métodos de
análisis de la realidad de la ciencia de su tiempo.
Y la solución para
ellos era la combinación de la lógica matemática de Russell y Frege con el
empirismo. Ya que los sistemas de la filosofía tradicional no ofrecían una
precisión lógica tan eficiente como la lógica formal y la actitud empírica.
Carnap en el prólogo a su libro Sintaxis lógica de
la ciencia de 1934, como también dice Manuel Garrido, insiste en el gran valor
de la lógica del lenguaje para la
ciencia.
Entre los discípulos
de Carnap está el filósofo norteamericano Quine que aunque está de acuerdo con
buena parte de sus planteamientos critica su optimismo cognitivo.
En lo relativo a su
formación Rudolf Carnap se muestra ávido de conocimientos y exigente con los
profesores universitarios y sus clases. Escribe en su Autobiografía intelectual
que «Cuando un curso no me gustaba, lo abandonaba y estudiaba la
materia leyendo libros que versasen sobre ella». Estaba especialmente interesado por la filosofía de la ciencia y la teoría del conocimiento como él mismo
reconoce. Consideraba que la matemática era la reina de las ciencias o, al
menos, eso se puede interpretar de su amor desmedido a este saber. Al respecto
escribe: «Disfruté enormemente en el estudio de las matemáticas». Es cierto que en filosofía existen numerosísimas disputas
conceptuales, algo que no suele suceder en ciencias exactas.
En la última parte de
su Autobiografía Carnap expresa su esperanza de que no se llegue a producir una
guerra atómica que destruya la humanidad tal como la conocemos y propone el uso
de la racionalidad y de la organización
como palancas del bienestar individual y social. Habla de la planificación
racional ya que, según su pensamiento, es lo que realmente resolverá los
grandes problemas del mundo. Y escribe también que «Enriquecer la vida
exige que a cada individuo se le dé la posibilidad de desarrollar sus
capacidades potenciales y la oportunidad
de participar en las actividades y experiencias culturales».
Se consideraba ateo,
pero eso no le impedía, todo lo contrario, repensar los problemas de la
realidad social de su tiempo y en sus ideas se muestra a la altura del siglo
XXI, ya que habla de «encontrar vías de organización de la
sociedad que concilien la vida personal y cultural del individuo con el
desarrollo de una organización eficiente del Estado y de la economía». Creo que vería con buenos ojos la renta básica para
garantizar una vida digna a todos los ciudadanos. Sus clases universitarias las
llevaba escritas. Una muestra más de su minuciosidad, rigor y orden.
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