La labor profesoral de
Ortega y Gasset se expresa también en los estudios de diversos filósofos que están recogidos en
sus obras.
A su muerte dejó una
biblioteca personal de 20.000 libros lo que da una idea precisa de la amplitud
de sus lecturas y de su intelecto. El raciovitalismo es la filosofía de Ortega
y con ella quiere impulsar la combinación entre razón y vida y alejarse de un conocimiento encerrado en
especulaciones muy abstractas.
Lo abstracción también
es necesaria pero vinculándola a la propia realidad vital. En este sentido,
buscó un cierto equilibrio que evitase los excesos del idealismo y del
vitalismo. Reconoce claramente su deuda con la filosofía kantiana, pero
construyó su propia filosofía.
Escribe Ortega que «Merced al genio de Kant se ve en su filosofía funcionar la
vasta vida occidental de los cuatro últimos siglos, simplificada en aparato de
relojería». Esto lo escribe con
ocasión del bicentenario del nacimiento del gran filósofo alemán. No cabe duda
de que con la figura de Kant la filosofía se transformó en una especie de
ciencia del conocimiento. Frente a la Antigüedad que se centraba más en el ser,
con la modernidad la actitud general cambia.
El idealismo absoluto
de Hegel es considerado y analizado por Ortega
con un planteamiento crítico que reconoce a la vez la reflexividad y
racionalidad de las ideas hegelianas, pero también dice que el pensamiento es
inextenso. Como escribe Ortega y Gasset «El pensamiento es inextenso y el Himalaya es un monte gigante, de gran
altitud y latitud, es decir, extensísimo. Esto pone de manifiesto el gran drama
del idealismo que Hegel intenta resolver».
A juicio de Ortega la
labor de Scheler era magnífica porque reafirmó la fenomenología y las normas
para la moral pública y privada de su época. Tomando como base la ética
kantiana.
Respecto a Bergson es
indudable que, como también afirma Ortega,
ha creado un intuicionismo espiritualista que supera la psicología del
positivismo de su tiempo. Sus análisis de la conciencia son extraordinariamente
precisos y minuciosos.
Se entiende
perfectamente que el filósofo español escriba en relación con Bergson que «Su primer trabajo, su tesis doctoral Los datos inmediatos de la conciencia fue una revolución que de súbito
lo elevó a la cima del renombre entre sus colegas».
Las obras
filosóficas de Simmel, Brentano y
Husserl son objeto también de la atención del creador de la Escuela de Madrid.
Por supuesto, Ortega se interesó por la filosofía y la sociología de otros
muchos pensadores como, por ejemplo, Cohen, Natorp, etcétera.
Además, la escuela
filosófica que encabezó fue esencial para que los lectores españoles e
hispanoamericanos dispusieran de ediciones en castellano de las obras que
conforman la fenomenología de Husserl y también los grandes tratados del
idealismo alemán.
Filósofos como Xavier
Zubiri, José Gaos, Manuel García Morente, Julián Marías y otros realizaron a lo
largo de los años un extraordinario esfuerzo por difundir el conocimiento
filosófico y también crearon o elaboraron una filosofía propia.
El presente y el
futuro de la filosofía en español no se conciben tampoco sin la creación
filosófica de Unamuno, sin su existencialismo que se debate entre la razón y el
sentimiento trágico respecto a la vida y la realidad humana finita. La finitud
es una de sus preocupaciones principales. No quiere morir para siempre. Quiere
vivir sin límite temporal ninguno. Y su razón le dice que no es posible.
El mismo Ortega
muestra que la vida en su tiempo ya se está transformando a un ritmo que se
puede calificar de rápido. Y es consciente de que las formas de vida se están
transformando. Esto lo dice en los años veinte del siglo XX. Murió en el año
1955. Si viviera actualmente estaría preocupado por la deriva consumista
existente y también por la destrucción del medio ambiente de nuestro planeta,
ya que alcanza proporciones tremendas.
De todas maneras,
Xavier Zubiri que fue amigo de Ortega poseía una interpretación de la realidad
abierta a los cambios y especialmente a
las ciencias. Partiendo de los avances científicos como modos de ampliar las
capacidades humanas y divinizar las
disposiciones de los hombres. Con el fin de hacer de lo humano algo divino y
viceversa.
Los conocimientos de
las diversas ciencias son muy valiosos y los filósofos con la filosofía de la
ciencia, la bioética y otras ramas del pensamiento filosófico también
contribuyen a la prosperidad de la
humanidad.
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