John Locke es uno de
los grandes filósofos de todos los tiempos. Nació en 1632 en Inglaterra y
falleció en 1704 dejando un legado filosófico enorme. Cambió el curso de la
filosofía con sus tratados, especialmente, con su Ensayo sobre el entendimiento
humano y con sus obras de filosofía política. Es el creador de la corriente
filosófica denominada empirismo.
Estudió filosofía,
medicina y ciencias naturales en Oxford. Siente interés por el pensamiento de
Descartes y Hobbes que fueron sus coetáneos. También participó en política, ya
que fue consejero del conde de Shaftesbury, fundador del partido whig que
representaba los intereses de la
burguesía liberal y que refuerza la autoridad del Parlamento frente a la
Monarquía británica.
En lo relativo a la
teoría del conocimiento su Ensayo sobre el entendimiento que fue publicado en
1690 conviene poner de relieve que logró un gran éxito. Analizó, de forma
minuciosa, los sentidos, la inteligencia, la memoria, la experiencia, las
sensaciones, las ideas, etcétera.
Posteriormente a su
muerte, Leibniz llevó a la imprenta su libro Nuevos ensayos sobre el
entendimiento humano que critica lo
planteado por el empirismo de Locke desde una perspectiva racionalista.
La Carta sobre la
tolerancia de John Locke fue también un escrito notable por la repercusión que
ha obtenido a lo largo de la historia de las ideas en el mundo occidental. Dos
tratados sobre el Gobierno es otro de los tratados fundamentales de la
filosofía política de los siglos XVII y XVIII, porque fundamenta, de modo
preciso y claro, los principios fundamentales del liberalismo político. Lo que supone dar realidad al derecho a la
vida, la propiedad y la libertad de cada ciudadano. Locke también afirma la
separación de poderes para el buen funcionamiento de cualquier estado
democrático parlamentario.
Respecto a la teoría
del conocimiento lockeana o a su gnoseología
o epistemología no cabe duda de que niega el innatismo y los
planteamientos del racionalismo cartesiano. Y es que nuestro conocimiento está limitado por la
experiencia.
El empirismo de Locke
se basa en las sensaciones que captamos o aprehendemos por los sentidos,
principalmente, por la vista y el oído. Escribe Locke: “Llamo idea a todo lo
que la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de percepción,
pensamiento o conocimiento”. De hecho, lo que es evidente es que la idea es una
imagen o representación de la realidad.
Es consciente y así lo
manifiesta en su Ensayo sobre el entendimiento de que son necesarios los
mecanismos psicológicos de asociación de ideas y de combinación de las mismas.
Según Locke, existen ideas simples que no se pueden descomponer y que son los
átomos del conocimiento. Pueden derivar o proceder de la experiencia externa o
de la interna. O, lo que es lo mismo, de las sensaciones o de las reflexiones.
Es lógico que diga
Locke que la mente al reflexionar sobre las sensaciones aprehendidas o
percibidas por los sentidos produce ideas de reflexión. Aunque reconoce que
existen ideas mixtas de sensación y reflexión, como las ideas de placer y
dolor. Como resultado de las combinaciones de las ideas simples la mente puede
crear ideas complejas.
La filosofía política
de Locke se opone a algunas ideas políticas de Hobbes, porque en el estado de
naturaleza no necesariamente existe guerra
de todos contra todos, aunque puede haber conflictos, si algunos individuos
tratan de imponerse por la fuerza a los demás. En cambio, los dos filósofos
británicos parten del concepto de derecho natural que rige en el estado
natural, antes de que se constituya la sociedad o el estado político.
Locke parte del
respeto mutuo y a las leyes para que exista armonía social. Y la razón enseña a
todos los hombres que son iguales y libres de ejercer sus derechos, entre
ellos, el derecho a la vida y a la propiedad. La libertad es un derecho
esencial, ya que la ley natural se basa en la razón.
Se comprende
perfectamente que afirme el gran valor del contrato social para evitar la
guerra y dar forma legal al estado político democrático. Es el precursor de los derechos humanos. El poder
civil es el resultado del contrato por el que surge el Gobierno y el Estado y
está legitimado, indudablemente, por el libre consentimiento de los ciudadanos
para proteger y garantizar sus derechos.
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