Es uno de los mejores
filósofos y teólogos escolásticos españoles. Estudió filosofía y teología. Su
existencia transcurre desde 1548 hasta 1617. Murió a los 69 años. Enseñó
teología y filosofía en España y Roma. En el año 1597 se editaron sus
famosísimas Disputaciones Metafísicas.
Hombre de gran
cultura y erudición griega, latina,
árabe y hebrea asimiló numerosos conocimientos y huyó de verbalismos y
verborreas. Fue llamado Doctor Eximius y Pius
y gozó de enorme autoridad académica. Revitalizó la Escolástica de su
tiempo que estaba en claro declive. El suarismo sigue el pensamiento tomista,
aunque se desvía del mismo en algunas cuestiones doctrinales y epistemológicas.
En su Tratado acerca
de la las leyes y de Dios legislador apoya y afirma el pensamiento político
iusnaturalista y también el derecho internacional. Además, aparece en este
libro la idea del pacto social. El poder es dado por la divinidad a todas las
comunidades políticas y no solamente a determinadas personas. Esboza el
principio de la democracia contra cesaristas y maquiavelistas.
Sus logros más
importantes están en el campo de la metafísica
y también en la filosofía del derecho. Es considerado como el más grande
representante de la Escuela de Salamanca
en su etapa jesuita.
Para Suárez la metafísica era la ciencia de las
esenciales reales y de la existencia, aunque estaba preocupado por definir el
ser real y no tanto el conceptual.
Sobre el polémico tema
de los universales se esforzó por seguir
un camino intermedio entre el realismo de Escoto y el nominalismo de Ockham. Su
trabajo metafísico representa un notable esfuerzo, ya que combina de modo
magistral el tomismo, escotismo y nominalismo. Fue el mayor metafísico de su
tiempo y aportó planteamientos nuevos y originales.
Suárez considera que
el principio de individuación es determinable por la propia entidad concreta de
los seres. Rechaza la potencialidad pura de la materia y está plenamente
convencido de que lo singular es el objeto del conocimiento intelectual
directo.
Una de las grandes
obras de Francisco Suárez es, sin duda, Comentarios a los libros de Aristóteles
Sobre el Alma. En este libro Suárez muestra su extraordinario conocimiento de
los escritos aristotélicos y su gran capacidad crítica y de argumentación. Se
apoya en otros científicos y pensadores. Por ejemplo, al tratar de la
demencia escribe: «Y la demencia se produce por una triple
causa: en primer lugar, si se da error en el conocimiento de un sentido
externo, la causa de una lesión en la parte interior del cerebro; en ese caso
el sentido común del que deriva a los
sentidos externos la energía sensitiva, pierde vigor». También cita al médico
Galeno para confirmar sus planteamientos acerca del funcionamiento cerebral. Y
señala las variaciones de criterio del médico romano Galeno en relación con las
cavidades distintas del cerebro y sus
facultades. Escribe acerca de los espíritus animales elaborados en estas
cavidades. Por cierto ha podido influir en filósofos como Descartes que también
habla de este tipo de espíritus.
En relación con el entendimiento o la
facultad intelectiva comenta lo que dice Aristóteles exponiendo 22 tesis
afirmadas por el gran filósofo griego. Y a continuación Suarez va comentando
cada tesis y analiza también posibles
argumentos en contra de lo afirmado por el estagirita. Su procedimiento de
análisis y argumentación es minucioso y no ve inconveniente en acudir, si lo
considera pertinente a lo escrito por Santo Tomás u otros. También explicita
sus propias consideraciones razonando de modo muy preciso y sistemático.
Plantea dudas y él
mismo elabora las respuestas a sus propias interrogaciones metafísicas u
ontológicas. Por ejemplo, respecto al entendimiento escribe en una de las
cuestiones lo siguiente: «En efecto, el entendimiento no actúa
sino movido por el objeto que se
representa en el acto de la fantasía. Ahora bien, el acto de la fantasía es material. Luego no puede producir especies
espirituales en un entendimiento que es espiritual». Actualmente, pasados varios siglos, sabemos
que los 65.000 pensamientos que crea
nuestra mente de promedio cada día provienen del funcionamiento
eléctrico y químico del cerebro, o, lo que es lo mismo, de su sustancia física
y de los cien mil millones de neuronas y su actividad.
De todas maneras, las
reflexiones y argumentaciones de Francisco Suárez son un ejemplo magnífico de
rigor y profundidad intelectual. Abarcan muchos conocimientos diversos tanto de
filosofía como de teología. Pretende demostrar sus tesis y lo consigue con una
habilidad dialéctica admirable y habla también de pruebas de las consecuencias
para dar más consistencia y fuerza lógica a sus conclusiones sobre cualquier
cuestión.
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