miércoles, 27 de junio de 2018

SOBRE CIENCIA



Ha sido publicado hace unos meses el libro Escritos sobre ciencia de José Ferrater Mora. Está compuesto por dos prólogos de Mario Bunge y Victoria Camps y por un estudio introductorio de Carla Velásquez que aclara y precisa numerosas cuestiones relativas a la filosofía integracionista de Ferrater y también explicita la forma de entender las relaciones entre filosofía y ciencia de este filósofo español fallecido en 1991.
Su entusiasmo por las ideas o la filosofía fue inmenso y disfrutó plenamente del mismo. Como señala Mario Bunge «Pero para él vivir no era ir de juerga, sino, principalmente, trabajar intensamente en lo que le interesaba». Aunque nació en Barcelona se sentía español y murió en esta misma ciudad. Por circunstancias de la existencia desde 1949 se estableció en Estados Unidos. Y enseñó filosofía en Norteamérica y en varias universidades americanas y europeas.
La erudición de Ferrater fue prodigiosa. Poseía una biblioteca particular de decenas de miles de libros. Su actividad como lector, profesor y escritor fue increíble por la cantidad de libros leídos y por su producción escrita tanto de filosofía como de otros géneros.
Entre sus obras destacan: Diccionario de Filosofía de casi cuatro mil páginas, El ser y la muerte, Fundamentos de Filosofía, El ser y el sentido, De la materia a la razón, etcétera.
En 1985 la tarea filosófica de Ferrater fue reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Su filosofía puede ser considerada o definida como racionalista, realista y naturalista. El integracionismo que desarrolló paulatinamente Ferrater suponía huir de los extremos desde la perspectiva ontológica y epistemológica y basarse en el sentido común en cierto sentido.
Buscaba planteamientos intermedios en el campo de la filosofía. Como indica Victoria Camps «Ferrater siempre pensó que esas contraposiciones ni existen ni explican nada». Prefiere un adecuado gradualismo por pasos o fases en la explicación de la realidad y de las ideas. Sobre todo integrando las relaciones y las interacciones que están presentes en la naturaleza o en el mundo real en el que existimos.
El existencialismo de la primera etapa de la filosofía de Ferrater Mora es matizado de modo continuo en sus escritos. También le interesó la filosofía analítica y la filosofía de la ciencia y de la mente. No le gustaba nuestra civilización industrial por el consumismo, la contaminación, la violencia, la injusticia social y lo expresó en sus ensayos filosóficos y también en sus novelas.
Como dice el filósofo Mario Bunge que era su amigo «Ansiaba instruir y divertir, así como dejar huella en filosofía y en arte». Y lo ha logrado de forma admirable. En relación con el modo de entender la ciencia  Ferrater dice: «La filosofía no produce la ciencia, pero puede coadyuvar a hacerla posible». En realidad, lo que quiere decir es que la ciencia necesita de la filosofía, tanto en los procesos de investigación como en la metodología e interpretación de los resultados y sus consecuencias. 
Pone en tela de juicio los beneficios del textualismo o de jergas muy técnicas en filosofía como, por ejemplo, las de la filosofía de Hegel o del idealismo alemán en general. Si bien se deduce de su actitud intelectual que afirma la libertad intelectual para escribir sistemas filosóficos con la profundidad que se considere necesaria o adecuada. Es partidario de un cierto representacionalismo que es el procedimiento característico de la ciencia, ya que busca los fenómenos reales y los observa y analiza.
En lo referido a la ética está convencido de que la realidad es la base sobre la que se debe apoyar la moral y no sobre absolutos artificiales y abstractos. Por tanto, la moral kantiana no es apropiada, según sus planteamientos, ya que el imperativo categórico no tiene en cuenta situaciones, casos y circunstancias que pueden ser muy cambiantes y que afectan a las decisiones morales de los sujetos. En este sentido, parece que está en la línea de una consideración de la ética parecida, en cierta manera, a la del justo medio y la prudencia de Aristóteles. Especialmente, en lo que se refiere, a la valoración realista y razonada de cada caso concreto para ajustar la conducta a lo más racional en cada momento.
De hecho, los imperativos hipotéticos representan para Ferrater un modo mejor de aplicar ciertos principios éticos con prudencia y juicio en la realidad y sin absolutizarlos. Su ética es material y prudencial. Ajustada a lo que es la realidad vital y humana en cada época y al bien común.
Las consecuencias probables  de los actos o las conductas deben ser pensadas con cierta anticipación con el fin de realizar lo mejor que podamos nuestra existencia. Al menos, es lo que parece derivarse o deducirse de su actitud respecto a la ética. El interés por el saber y la curiosidad inagotables de Ferrater también se expresan en el campo de la novela y del cine.

SOBRE CIENCIA

domingo, 24 de junio de 2018

SER ESTOICO

SER ESTOICO




El libro de Massimo Pigliucci titulado Cómo ser un estoico  nos hace reflexionar sobre la conducta. Ciertamente, este filósofo y científico a lo largo de las páginas de su obra mezcla o combina ideas de los filósofos estoicos, especialmente, de Epicteto con consideraciones propias sobre la existencia y experiencias vitales de distinta índole. Como profesor de Filosofía en el City College de Nueva York y con sus artículos  y ensayos ha  extendido su magisterio y sus planteamientos filosóficos a mayor cantidad de personas.
Indudablemente, Pigliucci  no se recrea en el gran pasado del estoicismo como escuela helenística sino que pretende extraer enseñanzas que sean de utilidad para los tiempos actuales. Y aunque esto pueda parecer difícil no es una tarea imposible. Se puede ser mejor persona siguiendo las indicaciones estoicas. Creo que la clave está en entender que lo más relevante y lo esencial en la existencia auténticamente humana es el cultivo de lo que nos gusta más y  vivir de un modo apasionado. Esto puede parecer contradictorio con lo que se suele entender por estoicismo que afirma el control de las pasiones y el logro de la  tranquilidad de la mente y el ánimo  o ataraxia.
Una de las cuestiones fundamentales es la de cómo nos deberíamos comportar en el mundo o en la realidad cotidiana. La premisa fundamental de la conducta adecuada debe ser, a mi juicio, el respeto o la consideración hacia  los demás. Cualquier forma de desprecio o marginación es lo contrario a una buena conducta.Y es, en el fondo, el resultado de la ignorancia o el desconocimiento.
Massimo Pigliucci ya piensa y se comporta como un estoico, según confiesa públicamente en su libro. Pienso que partiendo de la posmodernidad líquida en la que estamos viviendo la actitud estoica es algo a tener en cuenta.  Concuerdo con lo que dice Massimo Pigliucci acerca de nuestro poder de dominio sobre la vida, ya que escribe: «Uno de los principios fundamentales del estoicismo es que debemos reconocer, y tomarnos en serio, la diferencia entre lo que podemos y no podemos dominar». Lo que ocurre es que somos más capaces de lo que solemos pensar o creer. Y esto es algo que se olvida con cierta frecuencia, por desgracia, en la sociedad digital en la que existimos.
Estamos inmersos en los procesos naturales y no puede ser de otra manera. Es evidente la existencia real de la causalidad universal en la naturaleza. Esto lo sabían los filósofos estoicos y sigue siendo válido en la sociedad del conocimiento del siglo XXI. La filosofía de la vida se puede conformar desde la forma de pensar de cada sujeto humano.  A mi juicio, depende de variables subjetivas que pueden ser ilimitadamente diferentes y diversas, según los intereses e intenciones de cada individuo.
Si bien parece claro que lo racional y deseable es que cada persona pueda desarrollar lo más que pueda el tipo o la clase de existencia que le haga sentirse más feliz y autorrealizado.  Y los demás tienen la obligación ética de respetar la vida que cada uno quiera desarrollar. Los únicos límites existentes son los legales.
Como escribe Epicteto en sus Disertaciones «Algunas cosas están en nuestro poder, otras no». Y aunque Epicteto haya muerto alrededor del año 135 d. C. esto no presupone que sus ideas no sean aplicables también a nuestro mundo actual. Massimo Pigliucci insiste en que los resultados de nuestros esfuerzos son suficientes por sí mismos para que nos podamos sentir satisfechos de nuestra tenacidad, constancia y perseverancia en la lucha por vivir más y mejor. Y todo esto desde una actitud vital fluida y flexible.
Se ha criticado muchas veces a los pensadores estoicos de afirmar la resignación ante lo que sucede o el fatalismo, pero no es exacto, ya que como argumenta Pigliucci «Los estoicos que conocemos eran maestros, políticos, generales y emperadores, es decir, el tipo de personas que difícilmente hubieran podido caer en un letargo fatalista». Es evidente que los avatares externos o las circunstancias no se pueden controlar con la voluntad pero se puede influir sobre ellas. Por tanto, los objetivos internos o los planteamientos de cada sujeto si son una muestra de su libertad y de su capacidad de decisión.
La cuestión decisiva es, a mi juicio, saber que, si hacemos todo lo posible por conseguir lo que queremos, podemos estar satisfechos, tranquilos y felices.




miércoles, 13 de junio de 2018

FRANCISCO SUÁREZ



Es uno de los mejores filósofos y teólogos escolásticos españoles. Estudió filosofía y teología. Su existencia transcurre desde 1548 hasta 1617. Murió a los 69 años. Enseñó teología y filosofía en España y Roma. En el año 1597 se editaron sus famosísimas Disputaciones Metafísicas.
Hombre de gran cultura  y erudición griega, latina, árabe y hebrea asimiló numerosos conocimientos y huyó de verbalismos y verborreas. Fue llamado Doctor Eximius y Pius  y gozó de enorme autoridad académica. Revitalizó la Escolástica de su tiempo que estaba en claro declive. El suarismo sigue el pensamiento tomista, aunque se desvía del mismo en algunas cuestiones doctrinales y epistemológicas.
En su Tratado acerca de la las leyes y de Dios legislador apoya y afirma el pensamiento político iusnaturalista y también el derecho internacional. Además, aparece en este libro la idea del pacto social. El poder es dado por la divinidad a todas las comunidades políticas y no solamente a determinadas personas. Esboza el principio de la democracia contra cesaristas y maquiavelistas.
Sus logros más importantes están en el campo de la metafísica  y también en la filosofía del derecho. Es considerado como el más grande representante  de la Escuela de Salamanca en su etapa jesuita.
Para  Suárez la metafísica era la ciencia de las esenciales reales y de la existencia, aunque estaba preocupado por definir el ser real y no tanto el conceptual.
Sobre el polémico tema de los universales se esforzó  por seguir un camino intermedio entre el realismo de Escoto y el nominalismo de Ockham. Su trabajo metafísico representa un notable esfuerzo, ya que combina de modo magistral el tomismo, escotismo y nominalismo. Fue el mayor metafísico de su tiempo y aportó planteamientos nuevos y originales.
Suárez considera que el principio de individuación es determinable por la propia entidad concreta de los seres. Rechaza la potencialidad pura de la materia y está plenamente convencido de que lo singular es el objeto del conocimiento intelectual directo.
Una de las grandes obras de Francisco Suárez es, sin duda, Comentarios a los libros de Aristóteles Sobre el Alma. En este libro Suárez muestra su extraordinario conocimiento de los escritos aristotélicos y su gran capacidad crítica y de argumentación. Se apoya en otros científicos y pensadores. Por ejemplo, al tratar de la demencia  escribe: «Y la demencia se produce por una triple causa: en primer lugar, si se da error en el conocimiento de un sentido externo, la causa de una lesión en la parte interior del cerebro; en ese caso el sentido común  del que deriva a los sentidos externos la energía sensitiva, pierde vigor». También cita al médico Galeno para confirmar sus planteamientos acerca del funcionamiento cerebral. Y señala las variaciones de criterio del médico romano Galeno en relación con las cavidades distintas del cerebro  y sus facultades. Escribe acerca de los espíritus animales elaborados en estas cavidades. Por cierto ha podido influir en filósofos como Descartes que también habla de este tipo de espíritus.
En relación con el entendimiento o la facultad intelectiva comenta lo que dice Aristóteles exponiendo 22 tesis afirmadas por el gran filósofo griego. Y a continuación Suarez va comentando cada tesis  y analiza también posibles argumentos en contra de lo afirmado por el estagirita. Su procedimiento de análisis y argumentación es minucioso y no ve inconveniente en acudir, si lo considera pertinente a lo escrito por Santo Tomás u otros. También explicita sus propias consideraciones razonando de modo muy preciso y sistemático.
Plantea dudas y él mismo elabora las respuestas a sus propias interrogaciones metafísicas u ontológicas. Por ejemplo, respecto al entendimiento escribe en una de las cuestiones lo siguiente: «En efecto, el entendimiento no actúa sino movido  por el objeto que se representa en el acto de la fantasía. Ahora bien, el acto de la fantasía  es material. Luego no puede producir especies espirituales en un entendimiento que es espiritual». Actualmente, pasados varios siglos, sabemos que los 65.000 pensamientos que crea  nuestra mente de promedio cada día provienen del funcionamiento eléctrico y químico del cerebro, o, lo que es lo mismo, de su sustancia física y de los cien mil millones de neuronas y su actividad.
De todas maneras, las reflexiones y argumentaciones de Francisco Suárez son un ejemplo magnífico de rigor y profundidad intelectual. Abarcan muchos conocimientos diversos tanto de filosofía como de teología. Pretende demostrar sus tesis y lo consigue con una habilidad dialéctica admirable y habla también de pruebas de las consecuencias para dar más consistencia y fuerza lógica a sus conclusiones sobre cualquier cuestión.


FRANCISCO SUÁREZ

domingo, 10 de junio de 2018

DIDEROT




Es un filósofo y escritor que fue decisivo en la Ilustración con su Enciclopedia. Su existencia se desarrolló desde 1713 hasta 1784. Poseía una gran fuerza intelectual y se interesaba por todo.
Comenzó su educación en el colegio jesuita de Langres y llegó a ser profesor a los 19 años en el año 1732. En los campos del conocimiento y de la cultura en los que intervino con sus escritos causó  un gran impacto positivo.
En los salones parisinos fue uno de los grandes impulsores de los debates críticos y del cuestionamiento de las ideas.  Junto con D’Alembert fue dando forma a la Enciclopedia con 18.000 páginas lo que supuso un gran avance en la sistematización de una parte considerable del conocimiento existente en el siglo XVIII. De los 72.000 artículos de los que consta la Enciclopedia unos 6.000 están escritos por Denis Diderot. Su amigo D’Alembert comentó que los enciclopedistas lo discutieron y analizaron todo.
En 1746 escribe su primer tratado filosófico que es Pensamientos filosóficos.  En esta obra afirma un cierto deísmo y explica que la religión natural puede ser suficiente para los anhelos humanos.
Respecto a su postura filosófica cabe decir que mantuvo un planteamiento filosófico materialista pero no dogmático. Se le puede considerar ya más avanzada su vida como un pensador ateo. De hecho, piensa acertadamente, a mi  juicio, que el ateo es un hombre  que utiliza la razón, cosa que no hace el supersticioso.
Por desgracia y al igual que otros filósofos franceses ilustrados fue censurado con frecuencia por el Antiguo Régimen que  ejercía un poder represivo y no permitía la libertad de expresión.
En lo relativo a su actividad o tarea como escritor es conveniente poner de relieve que también escribió artículos para revistas y la producción escrita de Diderot también abarca la novela y otros géneros literarios.
Denis Diderot da un gran valor a las pasiones. Ser apasionado es lo más adecuado para vivir una existencia más intensa, plena y satisfactoria. Y escribe al respecto en su libro Pensamientos filosóficos: “Se increpa sin fin contra las pasiones; se le imputa todas las penas del hombre y se olvida que son también la fuente de todos los placeres”.
Diderot sentó las bases para el estallido de libertad provocado por la Revolución Francesa frente al despotismo y la injusticia social reinante en la Francia de finales del siglo XVIII. Sus obras influyeron en los países europeos por medio de traducciones y también a través de sus tratados escritos en francés, ya que el dominio del francés no era algo infrecuente en determinados ambientes culturales de España y de otras naciones del continente europeo.
Si por algo se caracterizó el talento intelectual de Diderot fue por ser un agudo razonador. Comprendió que el uso profundo y riguroso del lenguaje y de los conceptos es esencial. Si a esto se une una gran capacidad de observación y su finura de análisis de la realidad y de las circunstancias y caracteres se entiende perfectamente que destacara como un filósofo de primera línea en su época.
Por ejemplo, al analizar el escepticismo escribe: “El verdadero escéptico ha contado y sopesado las razones. Pero sopesar razonamientos  no es asunto de poca monta”. Es una consideración muy oportuna y valiosa y que es aplicable también a la actualidad. Diderot es plenamente consciente de las dificultades de alcanzar  la verdad  o lo indudable en determinadas cuestiones, por la diversidad de formas de pensar.
Diderot escribió también Investigaciones filosóficas sobre el origen y naturaleza de lo bello. Considera que el gusto se basa en lo bello y no al revés. Y para apoyar más sus planteamientos cita a  Wolff: “La belleza consiste en la perfección, de manera que, gracias al poder de esta perfección, aquello que parece revestido de ella es susceptible de producirnos placer”.  En la obra de Diderot  Jacques el fatalista se analiza sutilmente la psicología del libre albedrío.
Los libros de Diderot son de lectura amena y tratan temas  filosóficos que siguen siendo de interés en el siglo XXI, porque son intemporales. Se ocupó también de investigar la naturaleza humana.
En el invierno de 1773, con 60 años, Diderot fue invitado a la corte de San Petersburgo y pasó unos meses como consejero de la zarina. Esto pone  de manifiesto que su saber político también era altamente valorado.

https://youtu.be/43u7jBrUSrY  


DIDEROT

sábado, 9 de junio de 2018

HAMELIN

MAX SCHELER

PATOCKA

THOMASIUS

JACOBI

JACOBI

HOBBES

LA SOCIEDAD IDEAL DE ALFARABI

miércoles, 6 de junio de 2018

LEIBNIZ

LEIBNIZ



Fue un gran filósofo y erudito con una cultura enciclopédica y que escribió 200.000 páginas. Se formó en diversos campos del conocimiento de su tiempo. Su existencia transcurre entre 1646 y 1716.
Este extraordinario pensador alemán se formó en filosofía, historia, derecho, literatura, matemáticas, física y derecho. Pero su voraz lectura abarcaba más ámbitos del saber de su época. Su curiosidad era insaciable. Fue diplomático y estableció correspondencia con científicos y sabios con los que trataba de temas de ciencia y de filosofía.
Escribió, aproximadamente, unas 14.500 cartas en su vida y no eran misivas cortas y que han sido publicadas y son inmensamente valiosas para saber de sus investigaciones y planteamientos científicos y filosóficos y de los de otros  grandes sabios como, por ejemplo, Bernoulli y Clarke.
Su labor diplomática estuvo orientada al logro de la reconciliación de las iglesias cristianas y también de los diferentes estados europeos, aunque sin éxito por la intransigencia y falta de entendimiento reinante en el siglo XVII y principios del XVIII.
Intentó construir una ciencia que contuviera los fundamentos y los principios de todos los saberes o ciencias existentes. Fundó la Academia de Ciencias de Berlín en el año 1700.
Es un pensador racionalista y aunque dialogó con Spinoza y apreció el valor y la calidad de la filosofía spinoziana no estaba de acuerdo con su sistema filosófico. Porque, entre otras cosas, Leibniz es un pensador que rechaza el panteísmo y que puede ser calificado de espiritualista.
Creó una filosofía propia y original que puede ser objeto de discusión y análisis, pero que está basada en argumentaciones y en elaboraciones que afirman el principio de razón suficiente y el de no contradicción, etcétera.
Entre sus tratados filosóficos destacan: Discurso de metafísica escrito en 1686, Ensayos de Teodicea de 1710, Monadología de 1714 y Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano que fue publicado póstumamente en 1765. Fue bibliotecario, consejero e historiador de los Hannover que llegaron al trono de Inglaterra.  En sus últimos años y, de forma inmerecida, perdió la protección de esta familia de la nobleza alemana.
Las investigaciones matemáticas de Leibniz fueron brillantes. En su estancia  en París en la década de 1670 estudió manuscritos de Pascal que le fueron útiles de cara al descubrimiento del cálculo infinitesimal. Newton desarrolló este tipo de cálculo algo antes que Leibniz, pero la formulación leibniziana era de aplicación más rápida y cómoda. De todas maneras, Leibniz fue el primero en publicar su descubrimiento del cálculo infinitesimal, aunque surgió una gran polémica con Newton por la autoría.
No cabe duda de que el sistema metafísico o filosófico de Leibniz es el último gran sistema racionalista del siglo XVII. No acepta el mecanicismo cartesiano y tampoco la teoría de Spinoza acerca del despliegue necesario de la sustancia divina.
Según Leibniz, las mónadas son sustancias simples e indivisibles  que conforman los elementos de todas las cosas y están dotadas de fuerza o energía interna. No se corrompen ni perecen y no se comunican entre sí. Las cosas son grupos de mónadas bajo una mónada dominante. Desde la perspectiva del filósofo alemán en el ser humano la mónada dominante es el alma racional. Se puede decir que es superior a las mónadas del cuerpo, puesto que tiene percepciones más claras.
En lo relativo a la comunicación de las sustancias propone una solución diferente a la cartesiana. Está convencido de que es el resultado de una armonía preestablecida  por Dios, desde el momento de la creación, de forma que todas las mónadas se desarrollan en armonía con el orden del universo, como una especie de relojes perfectamente sincronizados por un relojero divino, desde el principio de los tiempos.
Leibniz afirma la justificación del argumento ontológico de San Anselmo. En esta cuestión se deja llevar por su espiritualismo y por aspectos teológicos. Desde una perspectiva como la kantiana que distingue entre pensamiento y realidad y que considero plenamente coherente no es demostrable la existencia de Dios.
En relación con los tipos de verdades que se pueden conocer Leibniz explica que las almas humanas pueden llegar a saber a través de las verdades de razón o de hecho o fácticas.
Respecto a su optimismo metafísico está firmemente convencido de que el mundo creado que es uno de los posibles es el mejor. El mal tiene que existir, ya que, si no fuera así, sería peor el mundo en todos los sentidos según Leibniz.
Se interesó por las lentes, los relojes de resorte, los telescopios y otros artilugios e inventos. En 1670 el mismo Leibniz inventó una máquina de calcular que podía multiplicar y dividir. El uso del microscopio maravilló  a Leibniz al ver animalitos muy pequeños en una gota de agua.

domingo, 3 de junio de 2018

LOCKE




John Locke es uno de los grandes filósofos de todos los tiempos. Nació en 1632 en Inglaterra y falleció en 1704 dejando un legado filosófico enorme. Cambió el curso de la filosofía con sus tratados, especialmente, con su Ensayo sobre el entendimiento humano y con sus obras de filosofía política. Es el creador de la corriente filosófica denominada empirismo.
Estudió filosofía, medicina y ciencias naturales en Oxford. Siente interés por el pensamiento de Descartes y Hobbes que fueron sus coetáneos. También participó en política, ya que fue consejero del conde de Shaftesbury, fundador del partido whig que representaba  los intereses de la burguesía liberal y que  refuerza  la autoridad del Parlamento frente a la Monarquía británica.
En lo relativo a la teoría del conocimiento su Ensayo sobre el entendimiento que fue publicado en 1690 conviene poner de relieve que logró un gran éxito. Analizó, de forma minuciosa, los sentidos, la inteligencia, la memoria, la experiencia, las sensaciones, las ideas, etcétera.
Posteriormente a su muerte, Leibniz llevó a la imprenta su libro Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano que critica  lo planteado por el empirismo de Locke desde una perspectiva racionalista. 
La Carta sobre la tolerancia de John Locke fue también un escrito notable por la repercusión que ha obtenido a lo largo de la historia de las ideas en el mundo occidental. Dos tratados sobre el Gobierno es otro de los tratados fundamentales de la filosofía política de los siglos XVII y XVIII, porque fundamenta, de modo preciso y claro, los principios fundamentales del liberalismo político.  Lo que supone dar realidad al derecho a la vida, la propiedad y la libertad de cada ciudadano. Locke también afirma la separación de poderes para el buen funcionamiento de cualquier estado democrático parlamentario.
Respecto a la teoría del conocimiento lockeana o a su gnoseología  o epistemología no cabe duda de que niega el innatismo y los planteamientos del racionalismo cartesiano. Y es que  nuestro conocimiento está limitado por la experiencia.
El empirismo de Locke se basa en las sensaciones que captamos o aprehendemos por los sentidos, principalmente, por la vista y el oído. Escribe Locke: “Llamo idea a todo lo que la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de percepción, pensamiento o conocimiento”. De hecho, lo que es evidente es que la idea es una imagen  o representación de la realidad.
Es consciente y así lo manifiesta en su Ensayo sobre el entendimiento de que son necesarios los mecanismos psicológicos de asociación de ideas y de combinación de las mismas. Según Locke, existen ideas simples que no se pueden descomponer y que son los átomos del conocimiento. Pueden derivar o proceder de la experiencia externa o de la interna. O, lo que es lo mismo, de las sensaciones o de las reflexiones.
Es lógico que diga Locke que la mente al reflexionar sobre las sensaciones aprehendidas o percibidas por los sentidos produce ideas de reflexión. Aunque reconoce que existen ideas mixtas de sensación y reflexión, como las ideas de placer y dolor. Como resultado de las combinaciones de las ideas simples la mente puede crear ideas complejas.
La filosofía política de Locke se opone a algunas ideas políticas de Hobbes, porque en el estado de naturaleza no necesariamente existe  guerra de todos contra todos, aunque puede haber conflictos, si algunos individuos tratan de imponerse por la fuerza a los demás. En cambio, los dos filósofos británicos parten del concepto de derecho natural que rige en el estado natural, antes de que se constituya la sociedad o el estado político.
Locke parte del respeto mutuo y a las leyes para que exista armonía social. Y la razón enseña a todos los hombres que son iguales y libres de ejercer sus derechos, entre ellos, el derecho a la vida y a la propiedad. La libertad es un derecho esencial, ya que la ley natural se basa en la razón.
Se comprende perfectamente que afirme el gran valor del contrato social para evitar la guerra y dar forma legal al estado político democrático. Es el  precursor de los derechos humanos. El poder civil es el resultado del contrato por el que surge el Gobierno y el Estado y está legitimado, indudablemente, por el libre consentimiento de los ciudadanos para proteger y garantizar sus derechos.

RAZONAR, ARGUMENTAR Y ANALIZAR