Para
evitar las terceras elecciones parece lo más razonable que se logre, si es
posible, una coalición que no tenga el veto de Ciudadanos. Y a la vista de la
fallida investidura de Rajoy parece que sería factible, en principio, dar la
oportunidad a Sánchez.
Sería
un gobierno de izquierdas con compromisos sociales que garanticen los derechos
básicos de los españoles de un modo real y efectivo y no sobre el papel o en
teoría.
Aunque
parece algo extremadamente difícil, aunque se desarrollen conversaciones con
Ciudadanos que, a mi juicio, tiene la clave de la gobernabilidad, porque, si no
se abstiene, prácticamente hará desaparecer las posibilidades de una coalición
entre PSOE y Unidos Podemos de cara a la investidura de Sánchez con la
abstención de otros partidos del arco parlamentario.
Porque
hasta ahora Rivera se ha negado tajantemente a apoyar por la vía de la
abstención una hipotética coalición de
las fuerzas mayoritarias de la izquierda. Es lo que sería absolutamente
necesario, nada más. Mientras Ciudadanos no cambie esta actitud el bloqueo
seguirá y llevará inexorablemente a la repetición de elecciones, salvo que haya
un cambio en la intención de voto del PNV, algo que parece bastante improbable.
Un
gobierno de coalición que se ponga manos a la obra con una tarea enorme pero
apasionante es posible, pero depende de la voluntad política de los partidos.
Y
los aspectos esenciales a poner en marcha creo que pueden ser compartidos por
numerosos ciudadanos, independientemente del partido al que hayan votado en las
últimas elecciones, porque buscan lograr una mayor igualdad económica y una
auténtica protección social. Se trata, a mi juicio, de no dejar en el desamparo
a ningún ciudadano y de mejorar muchas cosas para que el ambiente social y
económico sea más justo y positivo.
De
esta manera, en mi opinión, son irrenunciables las propuestas de Alberto Garzón
como condición para su apoyo a Sánchez. Las derogaciones de la Lomce y de la
denominada ley mordaza o de seguridad ciudadana son lo primero que habría que
hacer junto con un buen plan de empleo y otras acciones y medidas
complementarias.
En
efecto, la reforma fiscal progresiva, la derogación de la reforma laboral del
PP, una verdadera ley anticorrupción y la garantía de los suministros básicos
para los que estén atravesando graves dificultades económicas es,
indudablemente, algo necesario.
Y
la renta mínima básica debería ser un derecho para los que acrediten que no
tienen medios suficientes para poder vivir. Parece necesario también que en
Sanidad haya más empleados para garantizar siempre la calidad asistencial.
La
reforma de la Ley Electoral y otras
cuestiones relativas a los derechos de los trabajadores, etc., también son
temas que deben ser tratados de tal
manera que defiendan más y mejor una adecuadas y racionales relaciones
laborales, acordes con la época que estamos viviendo y con el cambio social que
se está produciendo.
La
coalición entre PSOE y Unidos Podemos creo que es la última oportunidad para
evitar el desastre de un gobierno en funciones que se podría prolongar durante
el próximo año, si se piensa en los previsibles resultados de unas hipotéticas
terceras y cuartas elecciones.
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