Partiendo
del derecho reconocido a la presunción de inocencia, que Rita Barberá sea
investigada por un presunto delito de blanqueo de capitales y se le abra causa penal
por donaciones irregulares al PP es revelador. Esto quiere decir que
existen datos y pruebas más que sobradas para iniciar esta vía judicial. Es
verdad también que al ser imputada la senadora del partido Popular puede ser declarada inocente o culpable, pero
lo que es un hecho es que contra esta persona se dirige un proceso penal, con
lo que eso conlleva a nivel de responsabilidades políticas.
Es
entendible, por tanto, que desde el propio PP algunos consideren conveniente la
dimisión de Barberá para no perjudicar las expectativas electorales ante unas
próximas terceras elecciones, si es que tienen que celebrarse, por no lograrse
la investidura en las próximas semanas. Y parece que, si no dimite, el partido
Popular tomará alguna decisión.
También
Rivera exige la dimisión de Barberá, ya que si no dimite no apoyará otra
investidura de Rajoy. Me parece plenamente coherente con el pacto
anticorrupción que aparentemente está vigente
según Ciudadanos, aunque Rajoy no haya logrado ser investido como
presidente.
El
caso Taula en Valencia está siendo muy investigado por las fuerzas de seguridad
y por la justicia y ya se posee una ingente cantidad de información sobre las
prácticas corruptas. En los medios de comunicación se han publicado ya datos e
informaciones esclarecedoras al respecto.
No
es necesario que haya sido dictada sentencia, para saber lo que pasó, porque
los datos son abrumadores e innegables respecto al ambiente de corrupción que
existió durante años en Valencia. Lo que no ha impedido que los ciudadanos
hayan seguido dando un gran apoyo con sus votos al partido Popular en esta
comunidad autónoma y en la misma ciudad de Valencia.
De
todas formas, parece indiscutible que por higiene democrática se impone la
dimisión, por lo que acabo de explicar, sin entrar en más disquisiciones y sin
aportar más argumentos.
El
que la señora Barberá haya sido una figura política de primera magnitud en su
partido no la exime de responsabilidades. Si se enroca y no dimite creo que se
equivocará gravemente. De todos modos,
la presión política de los partidos en el Parlamento puede ser decisiva para
que tome una decisión valiente.
El
partido en el gobierno afronta otra causa más de corrupción muy grave que
afecta su credibilidad. Lo que los ciudadanos se pueden preguntar es porque
fallaron, estrepitosamente, los controles legales para que estos tremendos
casos de blanqueo de dinero, etc., se produjeran sin que nadie hiciese nada
para evitarlo. Esto es lo incomprensible. Una de las consecuencias lógicas es que la justicia y la
policía han tenido que investigar, intensamente, para descubrir estas tramas de
corrupción. Estoy convencido de que se descubrirá toda la verdad y se hará
justicia.
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