Se
ha publicado en 2016 el libro de Unamuno titulado Filosofía lógica.Es una obra
que aclara numerosas cuestiones acerca de su formación académica y filosófica
en su juventud. Era un devorador de libros y esto se refleja en la variedad de
sus intereses intelectuales y en la extraordinaria asimilación de los
contenidos y doctrinas de autores clásicos y escolásticos. También leía las
obras de los filósofos contemporáneos. Todo ello unido a un indudable gusto por
la literatura de su época y del pasado.
En
realidad, Unamuno también tuvo una pasión intensa por el arte de escribir al
que podía considerar como una forma de expresar sus pensamientos filosóficos y
de crear también obras literarias.
Además, también es cierto que el cuadernillo en el que redactó su
Filosofía lógica escrito en 1886 es la manifestación de sus reflexiones filosóficas
sobre la metafísica, el hecho, las ideas y su origen, la conciencia, etc.
También comenta aspectos relativos a los universales y sobre varias filosofías,
por ejemplo, las de Hegel, Kant, Descartes y Hume.
Desde
los planteamientos unamunianos la realidad es lo fenoménico y no existe la cosa
en sí kantiana. Unamuno está convencido de que el lenguaje es la base efectiva
de la razón. En este sentido, su lectura de la Lógica de Hegel le reafirma en
esta idea. Si bien la influencia de Humboldt también está presente en su
consideración de las palabras como lo fundamental en el ejercicio de la
argumentación y del uso de la racionalidad.
En
la juventud de Unamuno el auge del positivismo no pasó desapercibido para él.
De hecho, el enfoque de su pensamiento en esta etapa concreta se puede
calificar claramente de positivista, ya que se podría caracterizar como una
metafísica positivista con cierto tono idealista, si bien trata de configurar o
crear un sistema de la realidad con las categorías del lenguaje que maneja en
esos momentos de su vida intelectual.
Debe
destacarse que Unamuno se fija en la obra del filósofo positivista italiano
Roberto Ardigó que ya había realizado un intento de conjugar el positivismo y
la metafísica. En definitiva, que la filosofía puede desde la conciencia y con
lo que nos dice la observación científica del mundo construir el sistema de la realidad y buscar
un equilibrio epistemológico entre lo objetivo y lo subjetivo o una especie de
identidad entre estos dos mundos.
Por
tanto, en el primer Unamuno se nota la existencia de un positivismo fenomenista
y metafísico que no es algo contradictorio en los términos, ya que la ontología
al ser realista toma como punto de partida los hechos y su clasificación a
través del lenguaje. Además, la
estructura de la realidad también puede representarse con categorizaciones
filosóficas pero desde un planteamiento que tome como base la experiencia o los
fenómenos que constituyen la realidad física de las cosas.
El
humanismo lingüístico de Unamuno va a ser una constante de su trayectoria como
pensador y escritor. También otorga una significación esencial a la lógica de
la ciencia o lógica pura. Además, insiste en la utilidad de la lógica oratoria,
polémica y didáctica, según su clasificación. De todos modos, está convencido con razón de que la más rigurosa y
la que más beneficios aporta es la lógica científica. Su crítica a la lógica oratoria de Cicerón no significa, a
mi juicio, un rechazo de la misma, ya
que indica sus limitaciones, puesto que sirve para convencer o persuadir en los
discursos. Unamuno destaca que el
discurrir es lo propio de la razón y no del deseo.
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