La
propuesta de aprobar en Suiza a través de una votación una renta básica
vitalicia de 2.200 euro mensuales para cada adulto, y de 562 euros para los
menores es una iniciativa, a mi juicio, pionera y sorprendente. Y parece que votarán a favor alrededor del 30%
de la población. No deja de ser una proposición polémica y abierta a la
discusión. Los suizos darán su parecer en las urnas el próximo 5 de junio. Un
país rico como Suiza quizás se lo puede permitir.
Considero
que, en realidad, es mejor propiciar una renta mínima digna para las personas
que son parados de larga duración, o para los ciudadanos que están en situación
de pobreza o desamparo. El resto de ciudadanos ya tienen ingresos que les
permiten vivir con dignidad.
Aunque,
también es cierto que vamos hacia un futuro en que la creciente automatización
de los procesos productivos y, en general, de numerosos trabajos y ocupaciones
puede plantear la necesidad de adoptar medidas parecidas en otros países. Las
compras online, el teletrabajo, etc., son ejemplos de una nueva época que ya
está empezando a surgir con fuerza. Es la digitalización generalizada de muchas
actividades laborales. Y cada vez irá a más en los próximos años. Con avances
como las impresoras 3D, y otros muchos,
se está produciendo un cambio social considerable.
La
propuesta suiza me parece exagerada, y es una prueba más de que algunos países viven aislados de los
demás, en lo relativo a ciertas cuestiones. Estimo que es desproporcionado que
se proponga pagar, durante toda la vida, una renta, con independencia de sus
ingresos, a todos los ciudadanos suizos. Aunque me parece legítimo que decidan,
libre y democráticamente, sobre la iniciativa a través de la votación.
Se
puede pensar que es una propuesta irrealizable, por ser una utopía muy alejada
de la realidad económica y social. Al menos, tal como es planteada por un grupo
de ciudadanos independientes suizos, me parece inviable. Debe pensarse en que
somos también ciudadanos del mundo, y que mil millones de personas están
muriendo de hambre. Lo que debería hacer
reflexionar y tomar medidas. No es lógico que las personas que disponen de
ingresos adecuados también reciban la renta mínima vitalicia. Podría enviarse a
las zonas con hambre en el mundo, a los más necesitados.
El
actual gobierno suizo estima que este subsidio garantizado aumentaría los
impuestos, incitaría a no trabajar, etc. En cambio Los Verdes y una parte
reducida de los socialistas en Suiza apoyan la iniciativa. El resto de partidos
políticos se oponen.
De
todas formas, un considerable número de economistas en todo el mundo están
afirmando las ventajas de la implantación de una renta básica universal. Y
países como Canadá, Países Bajos y Finlandia están analizando las consecuencias
de su posible implantación.En cuanto a las vías de financiación de la renta
básica incondicional pueden ser varias. Estableciendo una microtasa, o una tasa
suficientemente elevada sobre las transacciones financieras, especialmente,
sobre las que mueven más dinero, deducciones sobre los salarios o los ingresos
más altos, etc.
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