Las nuevas propuestas del PSOE parecen una estrategia
a la desesperada, ante los resultados de las encuestas de intención de voto que
pronostican un afianzamiento de Unidos Podemos como segunda formación política
en las elecciones del 26J. El sorpasso parece que está conseguido.
Considero que los votantes prefieren que no se esté
improvisando, continuamente, con nuevas medidas, en función de los sondeos. Da
una imagen del PSOE, que no es la más adecuada, para inspirar confianza,
solvencia, y credibilidad.
El PP estima que su principal rival político es Unidos
Podemos, y las encuestas le dan la razón. El partido socialista parece que está
perdiendo la hegemonía en la izquierda. Pedro Sánchez pretende superar el
desánimo y la desconfianza respecto a sus planteamientos, y trata de infundir
esperanza en sus potenciales votantes. Si bien, los datos indican que no lo
está consiguiendo.
También debe ser tenido en cuenta que, algo más de la
mitad de los votantes del PSOE no quieren una coalición con Unidos Podemos.
Aunque, quizás, esto pueda cambiar, si el partido socialista se convierte en la
tercera fuerza política el 26J.
Lo que es evidente es que la campaña electoral debe
estar basada en argumentaciones y propuestas, y no en descalificaciones de unos
respecto a otros. Cada partido que acude a las urnas debe explicar, de la forma
más clara posible, aspectos de su programa, o que sus candidatos comenten, de
forma general, los puntos principales del mismo.
El centro izquierda representado hasta ahora por el partido socialista, ya
quiere ser patrimonio de Unidos Podemos. O, lo que es lo mismo, la coalición
progresista se considera una sólida opción política socialdemócrata.
Uno de los datos fundamentales, para poder comprender el
resultado electoral, es que puede bajar
cinco puntos el porcentaje de participación. Quizás por causa de la
desconfianza, o el hastío, ante el espectáculo político de las negociaciones
para formar gobierno de los últimos meses.
Lo que parece confirmarse es que, una parte
considerable del electorado, se decanta por dar el voto a las dos formaciones
más fuertes: el PP o Unidos Podemos, tal como revelan, ahora mismo, los sondeos
de intención de voto. Es una especie de bipartidismo que ignora el término medio
representado por el partido socialista, y que tampoco da su confianza a
Ciudadanos, ya que parece quedar situado como partido bisagra.
Nuestro país puede volver a una situación parecida, a
la de después de diciembre, aunque con diferencias. Ya que, si los resultados
del 26J son muy parecidos a los de los sondeos, va a recaer en el PSOE la
responsabilidad de pactar con Unidos Podemos, con el fin de que se pueda formar
gobierno. Algo que ya ha asegurado, públicamente, Pedro Sánchez, en unas
declaraciones recientes, diciendo que, si había posibilidad de formar un nuevo
ejecutivo, él no se opondría. Su
afirmación de que no habrá terceras elecciones está presente en la memoria de los
votantes.
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