En
principio, para España y sus ciudadanos no habrá problemas, al menos, en los
próximos dos años. Ya que se estarán negociando las condiciones para después de
la salida del Reino Unido de la Eurozona.
Considero
que existe riesgo de que se comience a desmembrar la Unión Europea. Y el
escenario, a medio y largo plazo, puede ser negativo. Incremento de la mala
situación económica, o colapso económico generalizado en bastantes países,
entre ellos España. No es imposible que se forme una Federación Escandinava.
Podría iniciarse un retorno a las monedas nacionales, y que la nación española
bajara sus niveles de renta, y que fueran similares a los de los años 70 del
pasado siglo. Aunque, no soy pesimista,
y espero que no se desarrolle este escenario apocalíptico. De todas maneras, el
colapso económico de los países periféricos, por la salida de más países de la
UE, no es algo a infravalorar o a no tener en cuenta.
Esperemos
que la reacción de las autoridades europeas sea racional, sensata y prudente
ante el desafío del Brexit. Es la ocasión para un replanteamiento de los
métodos y políticas de la Unión Europea. Buscando una Europa más social, y
también respetando la plena soberanía de cada país. Desde mi enfoque, la UE
debe desarrollar, desde ya mismo, una gran labor de apoyo económico para
garantizar una vida digna para todos los ciudadanos europeos. Esto es, a mi
juicio, lo primordial. Porque, lo que no puede ser, es que las excesivas
exigencias de reducción de los déficits, etc., dañen la calidad de vida de los
ciudadanos, y les impidan vivir con bienestar y dignidad.
El
Reino Unido puede apoyarse en la Commonwealt o Mancomunidad de Naciones. La constituyen un
total de 53 países. Tres en Europa, trece en América, once en Oceanía, ocho en
Asía y dieciocho en África. Es un gran mercado que aporta grandes beneficios
económicos a Gran Bretaña. Y puede ser suficiente para mantener la prosperidad
de los británicos. El resto de los países europeos no poseen estas ventajas
comerciales en sus exportaciones.
En
el caso de España es cierto que la comunidad hispanoamericana es un
extraordinario activo para las relaciones comerciales. Especialmente, si se
piensa en estados como México, con más de 113 millones de habitantes, y en
otros países como Brasil, Chile,
Argentina, Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia, etc. El idioma compartido
facilita mucho las cosas, ya que los 500 millones de hablantes del castellano
dan forma a una comunidad hispana muy fuerte en el ámbito cultural. En el campo
económico España y Latinoamérica pueden aumentar más sus intercambios
comerciales, y crear más riqueza que revierta también en sus ciudadanos.