El idealismo
filosófico de Schelling es realmente objetivo, porque también se interesa desde
una perspectiva filosófica positiva por
la existencia efectiva de las cosas y de la realidad. No se ocupa solamente de
la especulación acerca de la esencia de lo real o de lo universal, en lo que se
conoce como la filosofía negativa de Schelling.
Evidentemente, la
posibilidad lógica y la capacidad especulativa del pensar conforman una parte
considerable del sistema de la libertad de la filosofía schellingiana. En la
última etapa del pensamiento de este gran pensador alemán aparece claramente el
interés por la existencia real. El sentido de la vida o de la existencia que es
analizado en el último periodo del pensamiento de este filósofo germano le
aproximan, de modo muy claro, al existencialismo de la filosofía del siglo XX.
De todas formas, conviene poner de relieve que las fases en el desarrollo de la
filosofía idealista de este pensador se integran unas en otras, ya que son
englobadas, en cierto modo, a través de su evolución reflexiva y especulativa.
Schelling da una
extraordinaria significación y valor al arte como expresión de la filosofía.
Existe, a su juicio, una vinculación profunda entre arte y filosofía en todas
sus dimensiones. En relación con esto escribe en su libro Sistema del Idealismo
trascendental: «Así pues, lo que nos aparece más allá
de la conciencia como mundo real y en la esfera de la conciencia como mundo
ideal o como mundo del arte, también son productos de una y la misma actividad».
Schelling que nació en
1775 y falleció en 1854 fue un niño
prodigio de la filosofía. A los 8 años ya dominaba las lenguas clásicas. Después de estudiar en Tubinga junto con
Hegel y Hölderlin llegó a ser profesor
de Filosofía en la Universidad de Jena en 1798 a los 23 años y ocupa la
cátedra en la ciudad intelectual más
importante del momento.
Como repetidamente
dice Schelling la libertad constituye el
inicio, medio y fin de toda filosofía. Indudablemente, con la escritura y
publicación de sus tratados filosóficos hasta su muerte a los 79 años fue
construyendo una gran obra filosófica que permanece a través del tiempo.
La insistencia en el
valor de la libertad está presente, de un modo constante, en sus clases
universitarias y en sus libros a lo largo de su extraordinaria y dilatada
trayectoria intelectual.
Como indica Fernando
Pérez-Borbujo Álvarez «Sólo la filosofía, cuando es un
sistema de la libertad, la así denominada filosofía positiva schellinguiana,
configura una filosofía del Absoluto; aquella filosofía que, como la fe, excluye toda duda y
constituye, por tanto, una filosofía de la verdad».
Es evidente desde
un planteamiento filosófico que en la
creación artística se funden lo consciente y lo inconsciente y lo finito y lo
infinito. Esto lo expresó magníficamente Schelling ya que estaba convencido de que el producto
artístico aunque sea finito posee o atesora una significación infinita. También
en su periodo de juventud se dedicó a la elaboración de una serie de
reflexiones e investigaciones sobre lo natural
que expuso en un libro titulado Ideas para una filosofía de la
naturaleza de 1797. Se interesó por el fenómeno de la combustión descubierto
por Lavoisier en el año 1783 que refutó la teoría del flogisto.
Si bien es preciso
reconocer que la filosofía de la ciencia en esa época se basaba, en
considerable medida, en especulaciones que todavía no eran confirmadas por
procedimientos científicos experimentales. Otras grandes obras de Scheling son:
El yo como principio de la filosofía o lo incondicionado en el saber humano de
1795, Cartas filosóficas sobre dogmatismo y criticismo del mismo año y
otras muchas.
Su idealismo
filosófico es fundamental dentro del pensamiento universal. Es verdad que ha
sido criticado por el materialismo marxista y por otras clases de materialismo
o de empirismo, pero de lo que no cabe ninguna duda es de su contribución a la
elaboración de nuevas teorías en el ámbito de la metafísica, la antropología y
de la filosofía del arte.
Tampoco se puede
obviar que analizó en profundidad en sus escritos y en sus clases universitarias
el fenómeno religioso y también cuestiones éticas y políticas de su tiempo.
Además, Schelling expresó sus ideas sobre los métodos de estudio y acerca de
temas pedagógicos. También manifestó un gran interés por los mejores métodos
para la investigación científica. El
ámbito literario también fue objeto de
sus análisis y reflexiones desde una perspectiva romántica.
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