Aristóteles afirmó que
los universales o ideas generales representan en la mente los hechos
particulares de la realidad. Además, clasificó los universales en cinco grupos:
el género, la especie, la diferencia, lo propio y el accidente.
La disputa o la
polémica de los universales fue uno de los temas de discusión entre los
pensadores escolásticos del siglo XII. Y siguió siendo una cuestión objeto de especulaciones y argumentaciones en
el campo de la filosofía y la teología. Boecio varios siglos antes en su comentario a la Isagoge de Porfirio ya
se plantea la cuestión de si los géneros y las especies son entidades
subsistentes o si son solo conceptos. Evidentemente, es el problema de la
relación del pensamiento con la realidad.
Se puede preguntar
cómo se forman nuestros conceptos universales y esta es la forma psicológica de
abordar el problema. Desde una perspectiva ontológica, en cambio, podemos pensar si existe algo que se
corresponda, en la realidad extramental, con los conceptos universales que se
forman en la inteligencia humana.
Desde la tradición
lógica platónica idealista el universal es el concepto de la mente y también la
esencia misma o la sustancia de las cosas o de la realidad. En cambio, desde el
nominalismo que sigue la línea de pensamiento en este aspecto del estoicismo
está claro que el universal es un signo de las mismas cosas y que está en lugar de ellas.
Roscelino defendió una
filosofía nominalista en su forma extrema. Es uno de los fundadores del
nominalismo y afirmaba que los conceptos generales o universales son simples
estremecimientos del aire. Puesto que únicamente existen de forma real las
cosas y seres perceptibles por los sentidos.
Pero también otro
pensador Guillermo de Champeaux que vivió desde el año 1070 hasta el 1121
sostuvo una posición realista que afirmaba la realidad sustancial de los
universales y que está enteramente en todos los individuos. Un discípulo suyo
Pedro Abelardo logró con argumentos muy potentes hacerle cambiar su
planteamiento o tesis. Escribe Abelardo:
«El corrigió su opinión
diciendo que la realidad universal se encuentra en los individuos no
esencialmente, sino individualmente».
Esta polémica de los
universales también está presente en la teología y filosofía de Guillermo de
Ockham que reafirma un nominalismo que considera indiscutible, ya que todo son
cosas singulares o individuales y la experiencia y la observación es la base
del conocimiento. De todos modos, también escribe tratados lógicos.
Actualmente, estas
cuestiones son objeto de estudio e investigación en teoría del conocimiento o
en filosofía de la mente y del lenguaje.
Forman parte de la tradición metafísica
o filosófica. Además, también en la
filosofía de la psicología se pueden plantear investigaciones sobre los conceptos
generales y los procedimientos de abstracción en la creación de ideas o en los
procesos de comprensión. También la psicología cognitiva investiga sobre la
formación de conceptos de un modo cada vez más amplio y profundo.
La neurociencia
investiga sobre estas cuestiones epistemológicas o gnoseológicas. Si pensamos
en la neuroética y la neuropolítica también es preciso analizar y repensar lo que
son los conceptos generales, si queremos entender realmente el mundo digital en
el que vivimos.
Lo real y lo irreal
parece que pueden considerarse como lo empírico o propio de la experiencia
sensorial y lo abstracto o propio de las ideas o conceptos universales. Pero no
es exactamente así, ya que lo irreal ya forma parte de la realidad de una manera
nunca antes vista y sentida.
Se podría hacer una
correspondencia entre lo virtual y lo irreal
y lo material o real, pero no es válida, puesto que lo irreal también
puede ser vivido como un modo de experiencia.
Los universales o las
ideas generales siguen siendo necesarias en la comunicación y en cualquier tipo
de aprendizaje. Esto es evidente, sin necesidad de grandes explicaciones y
argumentaciones. El lenguaje hace posible que pensemos que es lo que demuestra
la racionalidad de la especie humana.
Entender todos los matices de los términos y de los conceptos es una de
las claves fundamentales de cualquier proceso de enseñanza. Y también la
comprensión de las discusiones conceptuales a través de argumentos es uno de
los mejores modos de aprender a pensar de la forma más rigurosa.
En este sentido, la
escolástica medieval es un ejemplo perfecto de análisis minucioso y preciso de
múltiples aspectos de la realidad y del
conocimiento. La precisión y la rigurosidad son también la clave del
conocimiento científico junto con la capacidad de observación y experimentación
para alcanzar la verdad.
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