En el Reino Unido ya
han empezado la campaña de vacunación esta semana con las personas mayores y de
riesgo y es algo que llevará unos meses. El resto de personas que son decenas
de millones tendrán que esperar y se supone que a lo largo del año 2021 se les
administren las dos dosis de la vacuna o incluso durante 2022.
Los que en España o en
otros países de Europa o del resto del mundo tienen miedo a vacunarse no se dan
cuenta de que es el mejor remedio para poner contra la pared al covid-19. Si queremos cambiar y volver a la vida normal
de antes del inicio de la pandemia no queda otra solución que una vacunación
masiva. Lo demás es poner parches que, en realidad, sirven de poco.
Pensar en esperar a que se la pongan los demás a ver qué pasa
es una actitud nada solidaria e irracional. Ya que las pruebas realizadas con
las vacunas aprobadas, con decenas de miles de voluntarios acreditan
sobradamente su eficacia y seguridad. A corto y medio plazo no causan graves problemas de salud. Si hay leves
efectos secundarios, en algunos casos, no suponen una razón para no ponérselas
desde un planteamiento lógico.
Los potenciales
efectos negativos a largo plazo de las vacunas son simples suposiciones o
hipótesis. No sabemos lo que pasará dentro de diez o veinte años, pero es
pensable que no provocarán ningún tipo de cáncer, por ejemplo.
Si queremos que el
coronavirus sea una enfermedad que esté muy controlada y que afecte a poca
gente no cabe duda de que vacunar a, como mínimo, un 70% u 80% de la población
es lo que corresponde. No existe una responsabilidad de todas las personas que permita poner a un lado los beneficios de
la vacuna y prescindir de la misma.
Si, al final, la
vacuna sigue siendo voluntaria y no se la pone la mitad de los ciudadanos de
España me parece que seguiremos muy mal todavía o, lo que es lo mismo, con
varios cientos de muertos diarios por coronavirus y con numerosas personas
afectadas gravemente y con secuelas de por vida y esto es algo que no debería
suceder.
La vuelta a la vida
normal tiene unos requisitos y el principal es la vacunación masiva. Si esto no
se hace en el plazo de un año seguiremos con muchas complicaciones para viajar
o movernos libremente, dentro de nuestro país o en otros. Y es irracional que,
por temores infundados, nos perjudiquemos todos de forma general. Esto no es un
juego que se puede solucionar por arte de magia. De hecho, requiere soluciones
avaladas por la ciencia.
Si deseamos más
libertad de movimientos y socializar mucho más hay que vacunarse y no solamente
una minoría. Parece que la percepción de riesgo de contraer esta terrible
enfermedad que es el Covid-19 no ha calado mucho en una parte de la gente. No
es algo menor contagiarse, ya que entre un 10% y un 15% enferma gravemente y
puede morir. Así como suena. Y muchos
pueden decir que les da igual y que se arriesgan, pero lo que está en juego es
la vida que lo es todo para cualquier persona.
También es cierto que
una gran parte de la ciudadanía cumple las normas impuestas para la protección
de la salud de todos, pero esto no significa que varios millones de personas,
que no cumplen las medidas, no se perjudiquen a sí mismos y a los demás
también.
En España somos 47
millones de habitantes con lo que el control de la pandemia no es algo
sencillo. Como dice el ministro de Sanidad señor Illa no se puede poner un
policía por cada domicilio para que vigile el cumplimiento de las normas
anticovid.
Por otra parte, es
indudable que las aglomeraciones en estos días y también cuando entremos en el
periodo navideño son muy peligrosas. Y
después no vale de nada lamentarse. Parece que la distancia de seguridad va con
los demás y es una obligación para todos y sin excusas. Parece que el cansancio
por las restricciones está haciendo
mella en parte de la gente. Debemos ser fuertes, constantes y perseverantes en
la lucha contra el coronavirus.
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