martes, 29 de diciembre de 2020

CIENCIA Y REALIDAD

 


En esta reseña o artículo escribo acerca de la publicación del libro Ciencia y realidad de Xavier Zubiri. Es el resultado de un curso extrauniveristario que impartió este gran filósofo español en 1945 y 1946 y que inició una larga y extraordinaria trayectoria filosófica. En estos cursos expuso su pensamiento hasta el final de su vida. El libro que se ha publicado en este año 2020 se extiende a lo largo de 863 páginas. 

En sus capítulos se trata la realidad como problema, la realidad física, la matemática, la física, la biológica y la humana. La obra termina con sus reflexiones y análisis sobre el problema filosófico de la realidad. En este tratado Zubiri expresa su actividad filosófica con originalidad y rigor. Posee muchos conocimientos de física, matemáticas y otras ciencias y los utiliza en el desarrollo y elaboración creativa de sus pensamientos.

Sostiene la prioridad de la realidad sobre el ser. Es una etapa de su pensamiento que es considerada como estrictamente metafísica. Porque es indudable que la metafísica para Zubiri es el estudio, análisis y reflexión sobre la misma realidad. Puesto que la filosofía se interesa por todo lo real.

En relación con la cuestión de la personeidad Xavier Zubiri  se deduce de lo que escribe  que es la capacidad o libertad que cada sujeto posee para  ser el autor de su vida y no se confunde con lo biográfico. Y los cambios de las sustancias y los seres son diferentes por la naturaleza de los mismos. Como dice Zubiri «La molécula cambia a pesar de ser la misma, el perro cambia porque es el mismo, solamente el hombre cambia para seguir siendo el mismo».

El ser humano es proyectivo en relación directa con unas posibilidades dadas que se transforman. También es evidente que la inteligencia a través de infinidad de combinaciones posibles reconstruye o hace posibles nuevos proyectos y realizaciones que parecían difíciles o imposibles. Las personas, según Zubiri, buscan lo que creen mejor  y toman decisiones libremente en la creación de su existencia.

Aunque la filosofía de Zubiri puede definirse como un realismo fenomenológico  o radical, también es cierto que posee aspectos que no la identifican con un espiritualismo racionalista al uso, por ejemplo, como el de Descartes. Tampoco es un idealismo con rasgos similares al dualismo platónico. Lo que ocurre es que Zubiri también escribió libros e impartió cursos sobre cuestiones teológicas y religiosas.

Se entiende, por tanto, que diga: «El espíritu no es opuesto a la materia, no física ni metafísicamente, pues, desde el punto de vista del espíritu, la unidad del compuesto humano es evidente».  El poder de la realidad  está presente en los planteamientos zubirianos y se comprende perfectamente que esté atento a la observación del presente y que considere la experiencia como fundamental para el entendimiento de la realidad humana en todas sus dimensiones.

Para Zubiri Dios es el fundamento de todo lo real, pero de una forma nueva. La realidad, de esta manera, es divina y humana a la vez. Es la realidad absoluta. La intelección es la actualización de un contenido de la realidad. La filosofía realista de Zubiri es una metafísica intramundana de la libertad.

En relación con la inteligencia en el último periodo de su vida desarrolló su trilogía de la misma. La inteligencia sentiente abre nuevas vías de investigación en teoría del conocimiento  y supera la epistemología kantiana y la de otros filósofos idealistas alemanes desde planteamientos originales basados en lo que enseñan las ciencias en el siglo XX.

Porque el conocimiento y la filosofía son históricos y las teorías y sistemas se suceden a lo largo de los siglos. La filosofía de Zubiri es extraordinariamente profunda y sigue vigente. Hace posible, además, desde ella iniciar nuevos enfoques, sistemas, planteamientos o desarrollos.

Forma parte del legado filosófico universal, lo que no quiere decir que no sean posibles otros tipos de filosofía. La jerga filosófica de Zubiri es brillante y maravillosa por su precisión quirúrgica y su belleza y es la expresión de una curiosidad por todo que es algo propio de los seres humanos.

Aunque falleció en el año 1983 sigue estando vivo, en cierta forma, a través de sus libros y grabaciones sonoras. Se puede partir de sus obras o de sus conceptos para crear filosofía original o se puede tener como una referencia para reflexionar. 

En todo caso, a través de la Fundación Xavier Zubiri de Madrid el estudio y la investigación de su filosofía sigue con energía y pasión. Y también la enseñanza de la filosofía. Mi tesis doctoral  Esencia y transcendentalidad en el realismo de Zubiri del año 2013 es una de mis contribuciones a esta gran tarea.

 

miércoles, 23 de diciembre de 2020

RESIDENCIAS MEDICALIZADAS

 



Muchas personas mayores pagan una cantidad de dinero elevada para poder estar en residencias geriátricas. Se entiende que se ofrezca una atención individualizada a cada persona y que no exista hacinamiento. Algo que, desgraciadamente, sucede en muchas residencias privadas y de forma general. Esto es lo que perjudica gravemente a los mayores que viven en estas situaciones. Los ancianos están indefensos.

Si existe masificación y el personal de las residencias no da abasto, porque cada cuidador tiene que estar pendiente de demasiadas personas, no puede haber un servicio de calidad.

Es cierto que existen protocolos de actuación en las residencias, pero en muchos casos no se cumplen o no se respetan y esto produce una indefensión de los que viven en las mismas. Esto tendría que cambiar.

Las residencias tendrían que seguir modelos de organización y actuación más avanzados y de más calidad, pero los motivos relacionados directamente con el mayor beneficio económico posible son más fuertes que las consideraciones humanitarias y de sentido común. Desde un enfoque ético es evidente que el incumplimiento de unas ratios de personal racionales impide que se preste un cuidado de los mayores digno y eficiente.

Además, también es indudable que entre las personas de la tercera edad, por decirlo de alguna manera, existen todo tipo de patologías asociadas al envejecimiento como  es  lógico y natural. Esto mismo requiere más medios y más personal más o menos especializado. Está muy bien que existan programas de psicogeriatría o protocolos de centro de día y también de prevención y tratamiento de  las caídas.

Y, por supuesto, existen oficialmente muchos otros protocolos y programas para proteger y cuidar a las personas mayores. Lo que no es suficiente es que apenas se cumplan y sean documentos teóricos  y nada más, salvo contadas excepciones.

Las residencias con un modelo hogareño de cuidados y convivencia, probablemente, sea uno de los más indicados para la mayoría de los mayores. Entre otras cuestiones por razones de privacidad, intimidad y calidad de vida. Esto hace necesario mucho más personal en las residencias, ya que es lo más adecuado por motivos obvios.

Además, si pensamos en las personas mayores con dependencia, las cosas se complican, como es natural.  Los sujetos que son mayores autónomos y viven en residencias son  más de la mitad, pero es preciso saber  que también hay muchas personas mayores frágiles o de alto riesgo de dependencia y que necesitan cuidados más especiales y más frecuentes. Conviene no olvidarlo.

Incuestionablemente, el aumento de la longevidad y el progresivo envejecimiento de la población en España también por la mayor esperanza de vida nos deben hacer pensar. En las últimas décadas los cambios sociales que se han producido son evidentes. Existe la responsabilidad de cuidar de nuestros mayores, ya que todos lo seremos si no morimos antes de ser ancianos o viejos. Es un deber intergeneracional. Y, si se reflexiona un poco, no hace falta elaborar grandes razonamientos para saberlo. Es un deber ético irrenunciable. Los mayores tienen el mismo derecho a la vida que las demás personas.

Considero que lo mejor es que los mayores vivan en el ámbito familiar, si así lo desean, rodeados del afecto y los cuidados de sus familiares. Y si no es así que estén en las residencias con un ambiente lo más parecido posible al familiar. Y esto incluye una atención médica inmediata y completa para que se garantice que cada mayor pueda llegar, en las mejores condiciones posibles, a la edad más avanzada. Evidentemente, existen unos límites biológicos y orgánicos, pero de lo que se trata es que cada persona llegue a vivir el mayor número de años que pueda.

Si las residencias de mayores contaran con los mejores protocolos de actuación no cabe duda de que esto causaría la satisfacción tanto de los residentes como de sus familias.

Estoy convencido de que la clave para el logro de todo esto es que los Gobiernos, a los que correspondan estas competencias en España, tomen cartas en el asunto y reformulen los protocolos para mejorarlos. En todo caso, lo que se debería hacer, en mi opinión, es realizar servicios de inspección más frecuentes y rigurosos en las residencias de mayores privadas para garantizar que se cumplen las normas. Y si no es así, imponer sanciones considerables u otras medidas más fuertes para que funcionen de la manera correcta, sin hacinamiento y masificación. Considero que es la única forma de lograr que las residencias de mayores  cuiden a estas personas atendiendo todas sus necesidades.

 

 

jueves, 17 de diciembre de 2020

MENOS PRECIO Y MÁS DISTANCIA



Cada año aumentan los precios de los vuelos y reducen el espacio en el que viaja cada pasajero. Menor precio en los vuelos en avión y más distancia entre unos asientos y otros, porque tienes que ir en un vuelo con las piernas encogidas y no te puedes mover  ni dar vuelta, ni nada de nada y eso es además perjudicial para la salud. Además, ya está más que probado que puede dar una tromboflebitis  y muchas otras cosas más.

Durante este año que está acabando es evidente que la distancia de seguridad  no se está respetando en los vuelos. No es una solución óptima  que exista la renovación del aire muy frecuente, porque aunque esté bien, no evita del todo los posibles contagios por coronavirus.

Antes de la  pandemia algunos de los códigos de los billetes de avión no son reconocidos  por las máquinas del aeropuerto de Barajas y tampoco los DNI.

Esperemos que con la vacuna anticovid podamos viajar con más frecuencia y con libertad. La seguridad en los vuelos es muy importante y si los pasajeros  están demasiado juntos y no se respeta la distancia de seguridad todo son problemas. Lo que sucede es que, si los intereses  económicos de las compañías aéreas  prevalecen sobre el interés general  de los pasajeros  y de su salud, los gobiernos de los diferentes estados deberían imponer normas que regulen la distancia entre asientos considerando que estamos en un periodo, en el que en los vuelos internacionales  pueden viajar personas  que, por falsos negativos o por descontrol en sus países de origen, pueden ser positivos por coronavirus.

Con la campaña de vacunación  que se está iniciando estos días en el Reino Unido y que, en pocas semanas, comenzará en Europa y buena parte del mundo se va a limitar considerablemente el crecimiento de los contagios  en bastantes países, pero no en todos.

Una cuarta parte del planeta  o de la población del mismo no va a tener acceso a la vacuna contra el covid-19 y esto debe ser contemplado y valorado. En consecuencia, los aeropuertos y los aviones no deben ser posibles vectores o polos de contagio que puede ser masivo. Antes de subir a los aviones, todos los pasajeros en todos los aeropuertos del mundo, deberían aportar una PCR negativa realizada en las últimas 48 o 72 horas.

El desorden y el descontrol en la verificación de personas que son positivas es una fuente de conflictos e incrementa las infecciones. En relación con los precios de los vuelos considero que los gobiernos deberían poner en vigor unos precios máximos, según los trayectos, para todas las compañías aéreas  y de este modo ordenar el caos de precios existentes.

En este sentido, sería conveniente  que hubiera un mayor equilibrio y racionalidad en los precios de los vuelos. Y no precios tan dispares y diversos en vuelos con la misma distancia a recorrer, por ejemplo. Los márgenes de beneficios de las compañías aéreas deben estar supervisados, en mi opinión, y no deben ser absolutamente libres.

Y si es necesario, en determinados tipos de vuelos, los gobiernos pueden apoyar  a las compañías para que faciliten precios más bajos o asequibles. Esperemos que con la vacunación masiva se pueda volar con más seguridad, aunque está por ver, ya que depende, en buena medida, de la rapidez y efectividad de la misma. Ciertamente, es muy positivo que el gobierno chino haya dado la autorización a la OMS para que investigue en Wuhan el origen de esta terrible pandemia. 

La agresiva lucha de China contra el coronavirus les ha permitido volver a la vida normal ya, según parece. No estaría mal que nos dijeran lo que han hecho exactamente para lograrlo. Parece que la disciplina individual y social es la clave junto con unas medidas de control muy potentes a una escala muy amplia y que afectan a prácticamente toda la población. También la utilización masiva, de modo inmediato, de test de diferentes tipos y un confinamiento muy estricto.

El modelo de control del coronavirus realizado por China, en unos pocos meses, parece que ha sido muy eficaz. Y es la clave para que todo el mundo pueda volver a la normalidad.  Lo lógico y deseable es que el gobierno chino compartiera con los demás países del planeta sus procedimientos y estrategias médicas y sanitarias para vencer al coronavirus. Es lo esencial. Y también que abran su país más a la comunidad internacional. La vacuna que están utilizando deberían compartirla con todos los países.

 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

SOLUCIÓN: LA VACUNA









La lucha contra el coronavirus va ser más poderosa y eficaz, ya que han llegado las vacunas. De poco sirve que un porcentaje reducido de la población se la ponga. Seguirá habiendo muchos contagios. Si la mitad de la población no se vacuna estaremos haciendo las cosas a medias.

En el Reino Unido ya han empezado la campaña de vacunación esta semana con las personas mayores y de riesgo y es algo que llevará unos meses. El resto de personas que son decenas de millones tendrán que esperar y se supone que a lo largo del año 2021 se les administren las dos dosis de la vacuna o incluso durante 2022.

Los que en España o en otros países de Europa o del resto del mundo tienen miedo a vacunarse no se dan cuenta de que es el mejor remedio para poner contra la pared al covid-19.  Si queremos cambiar y volver a la vida normal de antes del inicio de la pandemia no queda otra solución que una vacunación masiva. Lo demás es poner parches que, en realidad, sirven de poco.

Pensar en esperar  a que se la pongan los demás a ver qué pasa es una actitud nada solidaria e irracional. Ya que las pruebas realizadas con las vacunas aprobadas, con decenas de miles de voluntarios acreditan sobradamente su eficacia y seguridad. A corto y medio plazo no causan  graves problemas de salud. Si hay leves efectos secundarios, en algunos casos, no suponen una razón para no ponérselas desde un planteamiento lógico.

Los potenciales efectos negativos a largo plazo de las vacunas son simples suposiciones o hipótesis. No sabemos lo que pasará dentro de diez o veinte años, pero es pensable que no provocarán ningún tipo de cáncer, por ejemplo.

Si queremos que el coronavirus sea una enfermedad que esté muy controlada y que afecte a poca gente no cabe duda de que vacunar a, como mínimo, un 70% u 80% de la población es lo que corresponde. No existe una responsabilidad de todas las personas  que permita poner a un lado los beneficios de la vacuna y prescindir de la misma.

Si, al final, la vacuna sigue siendo voluntaria y no se la pone la mitad de los ciudadanos de España me parece que seguiremos muy mal todavía o, lo que es lo mismo, con varios cientos de muertos diarios por coronavirus y con numerosas personas afectadas gravemente y con secuelas de por vida y esto es algo que no debería suceder.

La vuelta a la vida normal tiene unos requisitos y el principal es la vacunación masiva. Si esto no se hace en el plazo de un año seguiremos con muchas complicaciones para viajar o movernos libremente, dentro de nuestro país o en otros. Y es irracional que, por temores infundados, nos perjudiquemos todos de forma general. Esto no es un juego que se puede solucionar por arte de magia. De hecho, requiere soluciones avaladas por la ciencia.

Si deseamos más libertad de movimientos y socializar mucho más hay que vacunarse y no solamente una minoría. Parece que la percepción de riesgo de contraer esta terrible enfermedad que es el Covid-19 no ha calado mucho en una parte de la gente. No es algo menor contagiarse, ya que entre un 10% y un 15% enferma gravemente y puede morir. Así como suena.  Y muchos pueden decir que les da igual y que se arriesgan, pero lo que está en juego es la vida que lo es todo para cualquier persona.

También es cierto que una gran parte de la ciudadanía cumple las normas impuestas para la protección de la salud de todos, pero esto no significa que varios millones de personas, que no cumplen las medidas, no se perjudiquen a sí mismos y a los demás también.

En España somos 47 millones de habitantes con lo que el control de la pandemia no es algo sencillo. Como dice el ministro de Sanidad señor Illa no se puede poner un policía por cada domicilio para que vigile el cumplimiento de las normas anticovid.

Por otra parte, es indudable que las aglomeraciones en estos días y también cuando entremos en el periodo navideño son muy peligrosas.  Y después no vale de nada lamentarse. Parece que la distancia de seguridad va con los demás y es una obligación para todos y sin excusas. Parece que el cansancio por las restricciones está  haciendo mella en parte de la gente. Debemos ser fuertes, constantes y perseverantes en la lucha contra el coronavirus.

 

 

 

martes, 1 de diciembre de 2020

 


Física aristotélica

No cabe duda de que la física de Aristóteles es una investigación sobre el movimiento en todas sus dimensiones. El propósito de la ciencia física es la explicación de la realidad concreta. En cambio, para el Estagirita la Matemática es sobre todo una abstracción de tipo mental.

El uso de las matemáticas es apropiado en ciertas cuestiones que son distinguibles con precisión en el estudio de la naturaleza y la realidad. El análisis y estudio del funcionamiento del mundo sublunar está condicionado o determinado por el concepto de cambio o movimiento. Para Aristóteles la razón  de todo movimiento está en la finalidad o propósito que persigue. Es lo que se denomina finalismo o teleologismo.  También se puede decir que es un organicismo.

Las explicaciones de la Física de Aristóteles describen y analizan muchos fenómenos naturales y eran mejores que las de otros investigadores de su tiempo. De todos modos, es evidente que no pudo aclarar ciertas cuestiones en el ámbito de la cosmología de una manera empírica y especuló. En su época no se habían inventado aparatos de medición y tampoco telescopios o microscopios, por lo que la observación estaba limitada a lo que se podía discernir en la percepción de la realidad existente.

Escribe Aristóteles que «En efecto, en el tiempo se dan generación, destrucción y crecimiento, cambio de cualidad y traslación, en la medida en que hay cambio, en esa medida hay un número de ese tipo de cambio». Considera que el universo físico está formado por los cuatro elementos y es perfecto, único, finito y eterno. Está convencido de que la perfección del mundo es demostrable con argumentaciones apriorísticas o previas a la experiencia.

La finitud del Universo o del mundo se deriva, según Aristóteles, de su condición de perfecto, ya que no es incompleto o infinito. Este gran filósofo sostiene que ninguna cosa real puede ser infinita. A su juicio, la esfera de las estrellas fijas establece o determina los límites del espacio. Por tanto, no puede haber más mundos y tampoco puede existir el vacío. Incluso llega a decir que el movimiento en el vacío no podría existir. Define el tiempo como el número del movimiento según el antes y el después.

La actividad científica de Aristóteles se dirigió especialmente hacia las investigaciones sobre el mundo animal. La física es para él una ciencia teórica y también lo es la matemática y la filosofía primera o metafísica. El movimiento es el paso  de la potencia al acto. El Estagirita se ocupó de todo tipo de investigaciones empíricas. Pensaba que no puede haber más mundos que el nuestro, ya que afirma que toda la materia está en el universo en el que estamos.

El estudio del mundo natural   para Platón no supera el campo o el ámbito de los razonamientos probables y pertenece al mundo de la opinión y, por tanto, no es un conocimiento  verdadero de un modo absoluto. En cambio, para Aristóteles la investigación sobre el mundo natural es, indudablemente, una ciencia en el sentido más riguroso del término.

Todo lo que forma parte de la naturaleza merece ser investigado de la manera más extensa y profunda.  Dice Aristóteles que «en el estudio de la naturaleza, lo que interesa es la sustancia total de un ser determinado  y no sus partes que, separadas de la sustancia  que constituyen, ni siquiera existen».

El universo está constituido por dos mundos desde su interpretación de la realidad existente. Son el mundo sublunar y el supralunar. Sostenía que la tierra, de forma esférica, está en reposo en el centro del universo. Es lo que se denomina concepción geocéntrica o geocentrismo y no es cierto. El heliocentrismo de Copérnico está más cerca de la verdad real.

A su juicio, aunque no contemplaba la posibilidad de la evolución de las especies, consideraba que en la escala de los seres la inferior era la materia inorgánica y  en la parte superior está la materia organizada. Pensaba que las plantas eran menos perfectas que los animales, aunque era amigo de Teofrasto que era filósofo y botánico y que le sucedió al frente del Liceo.

De hecho, este último dirigió esta especie de universidad científica en Atenas durante 36 años hasta su fallecimiento  a los 85 años en el año 287 a.C. La escuela peripatética que fundó Aristóteles fue fundamental a lo largo de cientos de años y su huella también perduró en el Museo  y en la Biblioteca de Alejandría y posteriormente en la época romana hasta llegar a la actualidad.