El libro Cuatro
ensayos sobre la mujer del psiquiatra Carlos Castilla del Pino es una obra
publicada en su primera edición en 1971 y que ha tenido más ediciones a lo largo de los
años. Se entiende la razón de su éxito,
ya que trata, de modo profundo, numerosas cuestiones sobre la situación de las
mujeres en el mundo occidental. Afloran en sus páginas numerosos problemas que derivan del machismo y de una sociedad
patriarcal.
Castilla del Pino fue un psiquiatra, neurólogo, profesor universitario,
médico y escritor que nació en 1922 y
falleció en el año 2009. En sus 87 años de vida realizó una gran labor como
investigador, catedrático de la Facultad de Medicina de Córdoba y como médico y
escritor. Fue miembro de la Real Academia Española desde 2003 y obtuvo un gran
reconocimiento académico. Entre otros premios o distinciones recibió el Premio
Internacional de Ensayo Jovellanos en 1998.
Su tesis doctoral del
año 1947 versaba sobre Fisiología y patología de la percepción óptica del movimiento.
Dedicó gran parte de su tiempo a la
investigación y a la docencia
universitaria. Escribió 21 libros de Psiquiatría y seis libros de ensayos junto
con 186 monografías neuropsiquiátricas.
Se consideraba ateo
algo que le causó críticas negativas inmerecidas. Sus investigaciones se
centraban fundamentalmente en la neuropatología
y especialmente en la neurología patológica experimental. En sus
memorias relata la dura realidad de sus últimos años por causa de la muerte de
cinco de sus siete hijos.
Las cuestiones que
trata en su libro sobre la mujer son la frustración, la cosificación y la
dependencia del denominado segundo sexo por Simone de Beauvoir, junto con otros
muchos aspectos. También analiza las insuficiencias y limitaciones de los
movimientos feministas, pero desde una perspectiva que busca la liberación de
la opresión de las mujeres. Como dice
Castilla del Pino «Esta dependencia imprime su
específico carácter a toda la vida de la mujer”. Es cierto que las mujeres son
conscientes de las condiciones de vida y
de las desigualdades que todavía existen en la sociedad. Las aspiraciones de
cada mujer a una vida plena en todos los sentidos son objeto del interés del
ilustre psiquiatra, que considera que la frustración de las mismas puede
provocar cambios negativos en el psiquismo.
A lo largo del libro
aparecen tratados y analizados con suma precisión las complejidades
conductuales propias de una sociedad que no es igualitaria y que ponen en
situación de ventaja a los hombres.
En este sentido, se comprende
que Castilla del Pino diga que «La
relación hombre-mujer compone la más elemental forma de socialización de
instancias surgidas desde el individuo mismo». La labor de este psiquiatra
también se desarrolló con la consulta privada y de este modo pudo tomar nota de
los problemas de las mujeres en la sociedad española durante varias décadas.
Actualmente, la situación ha mejorado
sustancialmente pero sigue habiendo violencia de género y maltrato como se
observa continuamente a través de los medios de comunicación. Debería haber una
socialización sin discriminaciones ni marginación de ninguna clase.
Aproximadamente, la mitad de la
población son mujeres y su función social es de primer nivel, sin ninguna
duda. Ante todo somos personas tanto
hombres como mujeres y esto es lo primordial y lo que nunca hay que olvidar en
las relaciones sociales. La libertad no es patrimonio de los hombres ya que
pertenece también a las mujeres. En este orden de cosas la sociedad está
avanzando a pasos agigantados, pero también es preciso indicar que todavía hace
falta lograr muchos más resultados de cara a reforzar el papel de las mujeres.
La independencia de la
condición femenina debe ser la misma que la de la masculina, así de claro y
contundente, por razones fáciles de comprender. Existen temas como el reparto
de tareas en el hogar y la conciliación familiar que están en la palestra
pública de modo continuo y es perfectamente entendible. La igualdad en todos
los sentidos abarca una infinidad de cuestiones que forman parte de la vida
cotidiana. Los roles y los estereotipos no deben impedir que exista una armonía
social entre los dos sexos en la convivencia social.
Las mujeres, en mi
opinión, no deben renunciar a nada, si no quieren. Los hombres tampoco, como es
lógico. Independientemente del género estamos vivos para intentar ser felices y
hacer la vida que deseamos. Además,
desde el planteamiento ateo de Castilla del Pino está claro que únicamente
contamos con esta existencia física y no existe otra espiritual o inmaterial.
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