Indudablemente,
la ceremonia de la entrega de estos premios es el acto fundamental para
expresar el reconocimiento a los méritos de los premiados y sirve también para
dar muestra pública y notoria de su ejemplo en lo relativo a brillantes
trayectorias y logros científicos, artísticos, etc., que han sido destacados por los expertos del
jurado que ha tomado las decisiones. Con el aumento cada año del número de
premiados es evidente que el prestigio, la visibilidad y difusión de estos
galardones crece más. Es un círculo que se va agrandando cada vez más o también
como una bola de nieve que al moverse por una ladera nevada aumenta de tamaño.
En
el mundo iberoamericano que habla español no parece que sea necesaria mucha
promoción por razones obvias. En cambio, en los países anglosajones y sobre
todo en Asia, etc., considero que habría que difundir más las actividades que
realiza la Fundación Princesa de Asturias para aumentar la visibilidad de los
premios.
Por
ejemplo, los premios Nobel son más conocidos a nivel mundial, porque también se
han creado hace más tiempo y por otras razones. El beneficio para la marca
España y también para Asturias es enorme y esto debe ser valorado. Además, los
premiados trasladan a la sociedad mensajes decisivos que tienen que ver con la
entrega, la pasión por el conocimiento, el arte, la investigación y la cultura
en sus múltiples formas y modalidades. A lo que se añade los valores humanos y
éticos en un mundo que parece necesitar referentes y principios sólidos que se
basen en el avance en la justicia social, la libertad, la igualdad, la
solidaridad y la tolerancia.
Las
Humanidades o las Ciencias Sociales reciben un poderoso impulso, si se reconoce
su extraordinario valor en una era digital que parece depender de lo
tecnológico, pero que precisa de las habilidades y los talentos que desarrollan
los que también se dedican a este tipo de conocimiento.
La
capacidad abstracta y la precisión analítica y argumentativa de la Filosofía es
imprescindible en nuestro tiempo al igual que lo ha sido en el pasado. Las
lenguas clásicas y la literatura, la historia y el resto de ciencias sociales
son básicas en la formación de cualquier persona y con los premiados en este
tipo de disciplinas o partes del saber se está reconociendo su gran
significación en la vida cultural, ya que completan la formación científica y
se entrelazan con ella.
Richard
Ford que ha logrado el Premio Princesa de las Letras 2016 es un modelo de
escritor comprometido que refleja la vida cotidiana de modo minucioso e
irónico. Su obra novelística es una descripción de la mezcla de trayectorias
vitales de seres anónimos con una
notable densidad en su estilo expresivo.
Mary
Beard es una prestigiosa historiadora británica que ha conseguido ser
reconocida también con el premio de Ciencias Sociales por su rigor e interés por la tradición
clásica junto con su capacidad para divulgar el saber especializado al público.
En cuanto a los demás premiados son ejemplos también de dedicación, esfuerzo y
de un gran talento puesto también al servicio de la sociedad.
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