La
hucha de las pensiones, o el fondo de reserva de las mismas se podría agotar a
finales de 2017 o en 2018. Se percibe una preocupación generalizada en una
parte de los jubilados que temen perder, o dejar de cobrar sus merecidas
pensiones, después de décadas de trabajo. Ha habido marchas de jubilados en alguna ciudad española, por
temor a perder sus jubilaciones. Desde la calle se oyen planteamientos
reivindicativos. Por ejemplo, que devuelvan el dinero todos los que han robado.
O deben embargarse las cuentas que no pagan impuestos, o que no se declaran y
están en el extranjero.
También
está muy arraigado en la conciencia colectiva que no sigan pagando impuestos
los mismos de siempre, para que después de toda una vida de duro trabajo se
queden sin jubilación, y, en cambio, los corruptos y los ladrones se vayan de
rositas. Es como si también hubieran metido la mano en la caja de las
pensiones. Porque han provocado que la falta de dinero haya obligado al
Gobierno, desde el año 2012, a retirar del Fondo de Reserva de la Seguridad
Social un total de 37.701 millones de euros. El remanente de la reserva se
queda en 39.520,46 millones, lo que es muy poco. Se tenía que haber reformado
hace años el sistema que regula la recaudación para las jubilaciones, con la
finalidad de evitar esta situación.
Se
necesita, urgentemente, una reforma del sistema de pensiones. El envejecimiento
poblacional, y la baja natalidad son suficientes razones para realizarla. Si se
piensa también en la crisis económica que se viene arrastrando desde hace años
se añaden más razones.
La
subida de cotizaciones en el sistema de reparto no es lo más adecuado en la
financiación de las pensiones. Porque reduciría, muy probablemente, la creación
de puestos de trabajo por parte de las empresas. Ya que el peso de los costes
laborales sería mayor para los empresarios.
El
sistema de capitalización puede ser interesante, a mi
juicio, para los que poseen mayor poder adquisitivo, o perciben ingresos
más elevados, pero no para la mayoría de los ciudadanos con sueldos medios, o
no muy altos. Ya que con este tipo de financiación, se acumula dinero con
aportaciones de los trabajadores a las
aseguradoras, o a las entidades bancarias. Pero tiene el inconveniente de que
no es un sistema solidario. En el momento de la jubilación se puede optar por
cobrar de una vez todo el importe acumulado, o disfrutar de una pensión
periódica, que los bancos calculan en función de la esperanza de vida, lo cual
no es algo muy exacto. Afortunadamente, está aumentando.
Y,
por último, está el sistema de impuestos que, en mi opinión, es la solución más
justa, equitativa y solidaria. En algunos países, como se sabe, las pensiones
están financiadas por los impuestos generales, y no hay cotizaciones.
Considero
que se podría buscar un sistema mixto. Seguir con las cotizaciones actuales, y
aumentar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social y el dinero destinado,
directamente, al pago de las pensiones con unos impuestos progresivos, pero,
especialmente, exigentes con las grandes corporaciones y empresas y con las
grandes fortunas. Todo ello unido a una investigación intensiva, de un mayor
número de Inspectores de la Agencia Tributaria, para poner al descubierto las
astronómicas cantidades de dinero defraudadas a través de paraísos fiscales,
cuentas opacas, blanqueo de dinero, etc., y acabar con la economía sumergida,
junto con la aplicación de otras medidas posibles y racionales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario