La paideia era la educación o formación que en la Grecia antigua se impartía desde la niñez para que se desarrollaran personas libres y responsables.
En el libro de Werner Jaeger titulado Cristianismo primitivo y paidea griega aparecen tratados numerosos aspectos y cuestiones que explican, de una manera clara, como fue el surgimiento de la religión cristiana apoyada en la cultura helenista, porque surgió como resultado de la conquista de Alejandro Magno de un enorme territorio que llegaba hasta la India.
Es cierto que la helenización es una de las bases propulsoras de la difusión del cristianismo en los primeros siglos de nuestra era. Como dice Jaeger « El cristianismo era un movimiento judío y los judíos estaban ya helenizados en tiempos de San Pablo » .
Hubo en el siglo IV
una síntesis de pensamiento griego y cristiano precedida por grandes polémicas en los siglos
anteriores entre paganos y seguidores de la nueva religión.
Ya un Padre de la
Iglesia como Clemente indica que la paideia
de Dios es una fuerza protectora, ya que es una enseñanza para la vida.
Los argumentos filosóficos son más utilizados para la defensa de los nuevos
planteamientos religiosos de Jesús de Nazaret. De hecho, la ética es la parte
central o nuclear de las doctrina cristiana o de los preceptos de la misma. La
teología incorporaba también en su desarrollo doctrinal cuestiones de tipo
político y moral esenciales también para
comprender el mundo antiguo y el cambio social del mismo y el advenimiento de la Edad Media.
De todas maneras, es
preciso recordar que un filósofo y emperador de la talla intelectual de Marco
Aurelio, todavía habla de los mártires cristianos como fanáticos religiosos.
Aunque considera que la actitud valiente de estos es una función teatral
forzada.
En cambio, el médico y
filósofo Galeno habla de judíos y cristianos como de filósofos. Si bien matiza
sus planteamientos, ya que dice que la fe cristiana no dispone de suficiente
base epistemológica, ya que es una creencia subjetiva y carece de evidencia
objetiva. Con el emperador Constantino el cristianismo se asentó en el Imperio
Romano y poco a poco fue venciendo al paganismo.
Con San Agustín la
teología fue organizándose más y los tratados de obispo de Hipona contribuyeron,
de modo decisivo, a ello. Con la caída del Imperio Romano en el siglo V se
puede decir que el cristianismo ya posee una fuerza muy considerable, desde una
perspectiva política y social. El agustinismo político que establece el poder
divino como superior al terrenal o temporal es la máxima expresión del poder de
la Iglesia.
Lo que en la antigua
Grecia nos enseñan los filósofos es que el valor de la educación o la paideia
es inmenso, en todos los órdenes pensables. Es el fundamento de los proyectos
de vida humana y de la necesaria racionalidad política.
En el mundo actual,
que todavía sufre los daños de la pandemia del coronavirus, los valores éticos
que derivan directamente de la paideia griega y del civismo romano son más necesarios que nunca.
El respeto, la
tolerancia, la justicia, la libertad, la igualdad, la compasión, etcétera., son
las plataformas en las que se debe sustentar una sociedad que aspira a la
justicia ya y no dentro de decenas de años o de siglos.
Y estos valores se
aprenden desde la niñez y también durante la adolescencia y la vida adulta. Las
leyes se fundamentan también en estos principios éticos que reafirman el
bienestar individual de todos, sin excepciones ni exclusiones de ninguna clase.
En un mundo que hoy en
día sigue siendo muy desigual y en el que no se respetan, en muchas partes, los
derechos humanos, la tarea a realizar es inmensa, pero eso no quiere decir que
sea imposible.
Con los medios
materiales y tecnológicos existentes se puede hacer muchísimo para ayudar de
verdad a las personas necesitadas de asistencia económica, para que puedan
vivir con dignidad. Es necesario un Estado y una política asistencial, mientras
el capitalismo neoliberal no cambie su estructura.
En este sentido, los
Gobiernos considero que tienen la responsabilidad ética y legal de garantizar
una vida digna para todos los ciudadanos de cada país. No sirven excusas ni
justificaciones. Los Derechos Humanos son claros en su texto.
Es realmente posible
un cambio a mejor en la Humanidad, pero casi todo depende de la acción de los
Gobiernos de los Estados del mundo. Por supuesto, los ciudadanos partiendo
también de una actitud cosmopolita, deberían disponer de más cauces de
participación real en la sociedad del espectáculo, que conforman los diversos
países del planeta.
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