jueves, 29 de julio de 2021

HUSSERL Y LA ÉTICA


 


La labor filosófica de Husserl fue prodigiosa. Fue un gran pensador y  un brillante profesor universitario. Escribió más de 45.000 páginas y publicó grandes libros a lo largo de su trayectoria intelectual. Nació en 1859 y falleció en 1938.

El anhelo de infinitud es algo que este filósofo indica en sus obras como lo propio de la actitud humana. Es algo de lo que carecen los animales irracionales. En el ámbito de la ética está claro para el creador de la fenomenología que existen valores hedónicos o sensibles y los que se pueden  denominar espirituales o del amor. 

Como escribe  Husserl «Todo hombre se encuentra en un mundo de valores abierto al infinito».  Frente a lo ya conseguido es preciso, si se quiere avanzar moralmente, poner en práctica el imperativo categórico kantiano y crecer en todos los aspectos de la vida propiamente humana. A su juicio, los comportamientos de las personas deben ser orientados y dirigidos según el mejor saber  y la mejor conciencia. 

Por supuesto, Husserl es plenamente consciente de las limitaciones azarosas de la existencia que afectan a todos, en mayor o menor medida. Debe aspirarse a lo bueno considerando que la finitud y las circunstancias condicionan, hasta cierto punto, a los seres humanos.  Pero la voluntad, la autodisciplina y la constancia y tenacidad pueden con todo.

La unidad en la acción del yo es esencial para Husserl. No debe olvidarse que las intenciones conscientes de los individuos y sus  vivencias a lo largo del tiempo son el contenido sobre el que actúa la libertad del yo.

Porque la persona es un sujeto libre  y digno. Por eso escribe Husserl que «También soy, y a priori, el mismo yo, en tanto que en mis tomas de posición soy necesariamente  consecuente en un sentido determinado». Lo empírico o lo material no determina las decisiones voluntarias de los sujetos, según Husserl. Es la expresión del inmenso valor de la libertad en la vida humana. El esfuerzo es la palanca esencial que permite conseguir los objetivos y  fines de cada ser humano y son los que orientan las acciones, con intenciones específicas que darán resultados concretos.

La autonomía es lo esencial en el ámbito de la ética o la moral. Se comprende que, desde la fenomenología que es entendida como una especie de idealismo, se reafirme el valor de la racionalidad y de la argumentación o de la lógica.

Lo que no significa que no se valore la espontaneidad y la intuición, desde un planteamiento propio de la filosofía del conocimiento. Las reflexiones de cada sujeto son determinantes en la toma de decisiones, ya que están en relación con un proyecto vital y unos sentidos determinados y definidos por el propio individuo pensante. Por tanto, se aprehende una inequívoca actitud racionalista en Husserl ya que dice «La autonomía de la razón, la libertad del sujeto personal consiste, por ende, en que yo no cedo pasivamente a las influencias ajenas, sino que me decido a partir de mí   mismo».

La ética de Husserl es una manifestación de lo esencial que es el uso de la razón y del juicio desde una perspectiva personal que busca la autorrealización personal y el perfeccionamiento humano. Lo que supone también que la voluntad para afrontar los problemas es un valor importante por sí mismo en el transcurrir de la vida.

Para Husserl no debemos renunciar a buscar lo que queremos en la existencia y a perseverar en ello. Podemos ser lo que deseamos a pesar de los contratiempos y de las dificultades. Y las presiones de  la sociedad nunca pueden lograr que cada persona no haga lo que quiera en su propia experiencia vital.

Es la afirmación de un cierto vitalismo racional, aunque parezca contradictorio. Lo que es irracional, desde la perspectiva husserliana, es ser arrastrado por las influencias sociales en sentidos que no son los auténticamente deseados por las personas. Es la negación del relativismo y del escepticismo radical que existen en la actualidad.

El mandato ético abarca todas las actividades humanas. Y es entendible ya que la legislación existente en el mundo se fundamenta, de modo general, en principios éticos que aseguran la libertad de todos.  La realidad del mundo y la humana son mejorables o perfeccionables  desde el enfoque de Husserl. En este sentido es claramente optimista. Es posible y realizable la humanización de la vida. Y se puede decir que en la sociedad digital en la que vivimos esta es la tarea pendiente más importante en todos los sentidos pensables.

ARTÍCULO 1.110

 

 

lunes, 19 de julio de 2021

ATENTOS A LAS LLEGADAS



Parece que se acerca la tormenta perfecta por causa del coronavirus. El número de contagios está aumentando descontroladamente especialmente entre los jóvenes. Las causas están claras la falta de prudencia y responsabilidad de muchos.

También el incumplimiento de las normas de distancia social y  la proliferación de actos masivos, que extienden más rápidamente la variante Delta y también la británica por todo el territorio español.

Las fuerzas de seguridad están realizando una gran labor, pero no lo pueden controlar todo. Especialmente las miles, decenas o centenares de miles de fiestas ilegales en los domicilios en su totalidad.

Si a esto se añade que, los aeropuertos españoles en estos últimos meses han sido un coladero de positivos por múltiples causas, la situación se va a complicar.

Considero que los controles aleatorios son insuficientes. Aunque la incidencia de positivos en el aeropuerto de Barajas sea del 1% como dice el Gobierno, esto mismo, ya sería grave, si se piensa en la alta contagiosidad de la cepa india. Y conviene pensar que alrededor de un 10% de los vacunados con pauta completa se van a contagiar.

Estar vacunado no impide que pueda haber reinfecciones. Tampoco se debe olvidar que las personas vacunadas pueden contagiar sin saberlo. Todo esto parece como si diera igual. Además, existen pruebas erróneas en relación con las PCR, como bien saben los médicos.

Por si todo esto no fuera bastante, resulta que Boris Johnson ha dicho a los británicos que tienen que ser prudentes y responsables para no contagiarse y contagiar. Es esperpéntico. Los sociólogos, psicólogos y médicos ya saben que los consejos del Primer Ministro británico no van a tener ningún resultado.

Hoy 19 de julio de 2021 es el principio de una catástrofe que notaremos en toda su crudeza en los próximos meses. El Día de la Libertad es una barbaridad, porque ya se registran 50.000 contagios diarios en el Reino Unido y los expertos dicen que en agosto serán 100.000 cada día. Casos disparados y colas para entrar en los pubs y restaurantes y sin mascarilla obligatoria en Londres y en el resto del país.  Es demencial. Además, Boris Johnson confinado.

El coronavirus se está  extendiendo cada vez más rápido. Abrir la economía sin restricciones en Gran Bretaña  es aumentar el número de enfermos y muertos.

No extraña que el sector turístico en España reciba el Día de la Libertad con fuertes caídas en Bolsa. Simplemente, con pensar que en junio han llegado a España más de 2,3 millones de turistas desde aeropuertos internacionales se puede calcular cuantas personas pueden haber llegado infectadas de coronavirus.

Aunque en el Reino Unido el 68% de la población está inmunizada resulta que  todavía restan más de 20 millones de personas sin la pauta completa de vacunación que es la que protege, según parece, de la variante Delta.

En España las autoridades políticas deberían, en mi opinión, tomar medidas de restricción más generales, porque existe mucha movilidad de las personas de unas comunidades a otras. Con la variante india, según los expertos, la inmunidad de rebaño se alcanzaría con el 90% de la población vacunada.

Además, en algunos países como Israel ya se están planteando la posibilidad de aplicar una tercera dosis de refuerzo a la población. El surgimiento de nuevas variantes en los próximos meses es otra cuestión a tener muy presente. Especialmente, porque podría ser necesaria la modificación de las vacunas actuales.

El presidente Pedro Sánchez se muestra muy optimista con los resultados de la campaña de vacunación en nuestro país, pero también debe saber que siguen muriendo personas por el Covid-19 y que también muchas personas siguen teniendo síntomas persistentes durante mucho tiempo. También es necesario que el Gobierno central que él preside dedique más fondos para la contratación de muchos más médicos y personal de enfermería, ya que no es tolerable que la atención médica deje mucho que desear, por decirlo de un modo respetuoso. No puede ser que siga la consulta telefónica y no directamente la presencial  y que se pospongan citas y operaciones por falta de personal médico y medios.

La calidad de la atención primaria en España ha bajado muy considerablemente y los ciudadanos en todo el país están protestando con toda la razón del mundo.

Se está pagando la Seguridad Social cada mes para no recibir las prestaciones sanitarias que corresponden. Y a lo que no hay derecho es a que las personas tengan que pagarse la asistencia sanitaria privada de su bolsillo para poder ser atendidos.  El presidente Sánchez tiene que saber que es absolutamente imprescindible dotar de más personal al sistema sanitario español.

Artículo 1.109

 

lunes, 12 de julio de 2021

FILOSOFÍA PRIMERA DE ZUBIRI


 


La filosofía de Xavier Zubiri es una de las más importantes de la Historia.  En la extensa producción filosófica de este gran filósofo se observa una evolución, desde planteamientos fenomenológicos en su juventud hasta la elaboración de una filosofía realista personalista y también fenomenológica basada en la aprehensión de la realidad.

A lo largo de  más de 34.000 páginas que escribió expresó, con una jerga filosófica muy precisa y bella, infinidad de cuestiones y plasmó su propio sistema filosófico durante un proceso que duró muchos años. Zubiri nació en 1898 en San Sebastián y falleció en Madrid en 1983. Su libro Filosofía primera Volumen I (1952-1953) es una magnífica obra de 689 páginas de texto. En la misma están reunidas las 35 lecciones de un extenso curso que Zubiri dictó entre octubre de 1952 y junio de 1953.

En la introducción del libro Zubiri insiste en el valor de la filosofía, aunque está al tanto de lo que se piensa en ese momento sobre la función del saber filosófico. Para él no es simplemente una generalización más o menos erudita del contenido de los saberes positivos. Es mucho más.

En realidad, la filosofía es la actividad crítica y analítica de intelecto sentiente, que se aplica al conocimiento de lo real en toda su amplitud y diversidad. La ciencia es filosófica en muchos sentidos. Por ejemplo, si pensamos en los virus podemos suponer que son moléculas u organismos vivientes. Todo depende de las categorizaciones y análisis que se empleen para caracterizarlos y también de los juicios que se utilicen.

En este libro que estoy reseñando Zubiri dialoga con grandes filósofos clásicos como son: Aristóteles, Descartes, Kant, Husserl y Heidegger. También aparece en esta obra de este pensador español el primer análisis sistemático de lo que entiende por inteligencia sentiente. Los tratados de Zubiri ya publicados son 30 hasta el momento.

Este pensador vasco, que vivió muchos años en Madrid, consideraba ya a principios de la década de los años 50 del siglo XX que el mundo está viviendo en una inmensa turbulencia que se ha acrecentado, diría yo, hasta límites increíbles a la altura del año 2021.

De todas formas, es cierto que nos resta el profundo  deseo de verdad en todos los ámbitos de la vida y del conocimiento. Algo también reconocido por Zubiri.

A diferencia de los animales irracionales los seres humanos, por medio de nuestra inteligencia que está inserta en lo real, somos capaces de captar o aprehender más cantidad de aspectos de las cosas, a través de la intelección de significaciones más ricas de la estructura de la realidad en la que estamos.

Se comprende que Zubiri escriba que «Ningún juicio podría darse, ni verdadero ni falso, si previamente a la función de juzgar el hombre no tuviese un enfrentamiento primario con las cosas en forma de realidad». En este sentido, es evidente que desde la noología  zubiriana la inteligencia es experiencia de realidad.

Por tanto, la experiencia sensible es lo primordial. Indudablemente, Zubiri sabe perfectamente que las funciones  cognitivas relativas a la capacidad judicativa, analítica y argumentativa son fundamentales en el conocer humano, pero partiendo de la aprehensión de la realidad sensible.

La impresión de las cosas que percibimos a través de los sentidos son la materia del conocimiento y esto no debe olvidarse nunca. Se entiende que su filosofía sea definida como un realismo radical frente a cualquier clase de idealismo.

Para Zubiri no existe un dualismo ontológico como el propuesto por Platón. El mundo inteligible y el sensible son uno solo, en realidad.  Y además sentir e inteligir están unidos y no conforman dos realidades separadas. Ya que como escribe Zubiri «Todo sentir humano es, pues, intelectivo, porque inteligir es simplemente versión a la realidad».

La metafísica intramundana de Zubiri y su trilogía sobre la inteligencia sentiente componen una filosofía abierta a nuevos desarrollos, desde las conclusiones y los planteamientos explicitados por este filósofo.

En él se nota la pasión por filosofar, que es lo que impulsa a crear una vida más intensa y satisfactoria, en todos los aspectos imaginables. Es la aventura de la filosofía que es la misma que la de la propia vida en toda su complejidad.

La bibliografía sobre Zubiri y sus obras es inmensa. La actividad que desarrolla la Fundación Xavier Zubiri de Madrid difundiendo su filosofía e impartiendo cursos es extraordinaria. Se han publicado muchas tesis doctorales y artículos sobre el sistema zubiriano. Mi tesis doctoral sobre la filosofía de Zubiri se titula Esencia y transcendentalidad en el realismo de Zubiri y tiene una extensión de 603 páginas.

 ARTÍCULO 1.108

 

lunes, 5 de julio de 2021

PODER Y SUPERFICIALIDAD

 



En el libro de Jean Baudrillard titulado La agonía del poder aparecen fuertes críticas a la sociedad posmoderna actual y también a la práctica política especialmente de Estados Unidos y, en general, al modelo económico capitalista neoliberal.  

Su crítica a la cultura norteamericana y a su forma de entender la realidad y la vida es muy dura, porque está convencido de que es la negación del pensamiento y la afirmación de la vulgaridad, de forma general. A esto cabría añadir que existen partes importantes de la cultura estadounidense que están en la línea de desarrollo de las mejores contribuciones de la cultura occidental.

Este filósofo francés es conocido por su producción filosófica desde la década  de 1960. Procura superar los límites de las disciplinas sociales o humanas. Porque, por ejemplo, la lingüística, la filosofía, la economía y la sociología poseen elementos que pueden ser investigados y estudiados desde enfoques similares.

A Baudrillard  que ya ha fallecido en 2007 siempre le interesaron  todos los aspectos de la realidad. Su escritura es compleja, puesto que desea reflejar todos los matices posibles de lo empírico y también de los conceptos y de las ideas. Fue un gran observador del mundo que le correspondió vivir y realiza profundos y acertados análisis de la sustancia de la realidad humana y social con gran perspicacia y precisión.

A mi juicio, sus planteamientos filosóficos se parecen a los de Bauman, ya que critica duramente las formas de vida  superficiales y demasiado aceleradas del mundo actual y considera que ya estamos instalados en una sociedad superficial que lo mercantiliza y banaliza todo.

Escribe que «El golpe de gracia del capital ha sido la subordinación de la realidad al orden económico, de suerte que ya nada puede pensarse en otros términos». Es cierto y no cabe duda de que estamos entrando en una nueva etapa de la Humanidad, en todos los sentidos. Están cambiando las estructuras mentales de muchas personas y también las condiciones materiales con una rapidez sorprendente.

La estimulación constante que produce el sistema capitalista, en la sociedad de la satisfacción sin límites, está causando saturación y saciedad en las personas. No son capaces de disfrutar todo lo que podrían, ya que existen otras necesidades y acciones que es preciso atender.

Lo expresa de forma muy clara Baudrillard al escribir que «La satisfacción inmediata supera con creces la capacidad de disfrute de un ser humano normal». La radical crítica de este pensador galo se expresa cuando escribe que se ha alcanzado el grado cero de la cultura en la sociedad mediática. Lo dice porque considera negativa la vulgaridad y la insustancialidad de una parte considerable del mundo mediático de su tiempo que también es el nuestro.

En definitiva, si se observa todo y se visibiliza todo parece que pierde sentido la vida. Y en la sociedad actual eso está ocurriendo y lo indican numerosos pensadores y sociólogos. Realmente lo simbólico tiene que ganar importancia en la convivencia individual y en las relaciones sociales de todo tipo.

Según Baudrillard «Cuando todos se vuelven actores, ya no hay  acción ni escenario. Es la muerte del espectador como tal. Fin de la ilusión estética». Es como si ya en este año 2021 después de una evolución social considerable, lo que más le importa a una considerable parte de la gente es vivir por vivir, sin querer llevar una vida profunda, en la que casi todo se iguala desde la banalidad o lo superficial, ya que lo que se desea es vivir los placeres sin importar nada más.

La cultura occidental y también la política están atravesando una etapa crucial. Desde mi perspectiva, el modo de tomar decisiones políticas debe cambiar notablemente y depender más de las argumentaciones de los agentes sociales o de los ciudadanos afectados por las mismas.

Sería buena idea judicializar, cuando sea necesario, la actividad política para ajustarla del todo al derecho y al espíritu de lo justo. Las sentencias judiciales deben marcar inexorablemente el camino a seguir en los ámbitos administrativos públicos y privados, en el campo laboral de modo especial. También en otros campos.

Los derechos de las minorías tienen que ser respetados y la dignidad humana es un valor que está por encima de otro tipo de consideraciones estratégicas o partidistas.

Una política humanista y solidaria es lo necesario en los convulsos tiempos actuales atravesados por la pandemia, con todo lo que ello supone para todos. O nos salvamos todos o no se salva nadie.  No sirven los términos medios ni el egoísmo a toda costa.

ARTÍCULO 1.107