La labor filosófica de
Husserl fue prodigiosa. Fue un gran pensador y
un brillante profesor universitario. Escribió más de 45.000 páginas y
publicó grandes libros a lo largo de su trayectoria intelectual. Nació en 1859
y falleció en 1938.
El anhelo de infinitud
es algo que este filósofo indica en sus obras como lo propio de la actitud
humana. Es algo de lo que carecen los animales irracionales. En el ámbito de la
ética está claro para el creador de la fenomenología que existen valores
hedónicos o sensibles y los que se pueden denominar espirituales o del amor.
Como escribe Husserl «Todo hombre se encuentra en un mundo
de valores abierto al infinito».
Frente a lo ya conseguido es preciso, si se quiere avanzar moralmente,
poner en práctica el imperativo categórico kantiano y crecer en todos los
aspectos de la vida propiamente humana. A su juicio, los comportamientos de las
personas deben ser orientados y dirigidos según el mejor saber y la mejor conciencia.
Por supuesto, Husserl
es plenamente consciente de las limitaciones azarosas de la existencia que
afectan a todos, en mayor o menor medida. Debe aspirarse a lo bueno
considerando que la finitud y las circunstancias condicionan, hasta cierto
punto, a los seres humanos. Pero la
voluntad, la autodisciplina y la constancia y tenacidad pueden con todo.
La unidad en la acción
del yo es esencial para Husserl. No debe olvidarse que las intenciones
conscientes de los individuos y sus
vivencias a lo largo del tiempo son el contenido sobre el que actúa la
libertad del yo.
Porque la persona es
un sujeto libre y digno. Por eso escribe
Husserl que «También soy, y a priori, el mismo yo, en tanto que en mis
tomas de posición soy necesariamente
consecuente en un sentido determinado». Lo empírico o lo material no determina
las decisiones voluntarias de los sujetos, según Husserl. Es la expresión del
inmenso valor de la libertad en la vida humana. El esfuerzo es la palanca
esencial que permite conseguir los objetivos y
fines de cada ser humano y son los que orientan las acciones, con
intenciones específicas que darán resultados concretos.
La autonomía es lo
esencial en el ámbito de la ética o la moral. Se comprende que, desde la
fenomenología que es entendida como una especie de idealismo, se reafirme el
valor de la racionalidad y de la argumentación o de la lógica.
Lo que no significa
que no se valore la espontaneidad y la intuición, desde un planteamiento propio
de la filosofía del conocimiento. Las reflexiones de cada sujeto son
determinantes en la toma de decisiones, ya que están en relación con un
proyecto vital y unos sentidos determinados y definidos por el propio individuo
pensante. Por tanto, se aprehende una inequívoca actitud racionalista en
Husserl ya que dice «La autonomía de la razón, la libertad
del sujeto personal consiste, por ende, en que yo no cedo pasivamente a las
influencias ajenas, sino que me decido a partir de mí mismo».
La ética de Husserl es
una manifestación de lo esencial que es el uso de la razón y del juicio desde
una perspectiva personal que busca la autorrealización personal y el
perfeccionamiento humano. Lo que supone también que la voluntad para afrontar
los problemas es un valor importante por sí mismo en el transcurrir de la vida.
Para Husserl no
debemos renunciar a buscar lo que queremos en la existencia y a perseverar en
ello. Podemos ser lo que deseamos a pesar de los contratiempos y de las
dificultades. Y las presiones de la
sociedad nunca pueden lograr que cada persona no haga lo que quiera en su
propia experiencia vital.
Es la afirmación de un
cierto vitalismo racional, aunque parezca contradictorio. Lo que es irracional,
desde la perspectiva husserliana, es ser arrastrado por las influencias
sociales en sentidos que no son los auténticamente deseados por las personas. Es
la negación del relativismo y del escepticismo radical que existen en la
actualidad.
El mandato ético
abarca todas las actividades humanas. Y es entendible ya que la legislación
existente en el mundo se fundamenta, de modo general, en principios éticos que
aseguran la libertad de todos. La
realidad del mundo y la humana son mejorables o perfeccionables desde el enfoque de Husserl. En este sentido
es claramente optimista. Es posible y realizable la humanización de la vida. Y
se puede decir que en la sociedad digital en la que vivimos esta es la tarea
pendiente más importante en todos los sentidos pensables.
ARTÍCULO 1.110